El pasado miércoles 23 de Abril de 2008 se inauguró el Tercer Congreso Internacional de Periodismo en la Red en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, que se prolongó durante dos días. La intervención más destacada de la jornada vino de la mano del periodista y ensayista francés Jean Francois Fogel, encargado de la edición digital del diario Le Monde y autor de libros como La prensa sin Gutenberg, que expuso su visión acerca de la historia, presente y futuro del periodismo digital.
Fogel definió la historia de Internet en tres capítulos. El primero se corresponde con la aparición de redacciones on-line tras la invención de Netscape 1.0 el 15 de Diciembre de 1994. Los dos siguientes años será cuando surjan todos los grandes sitios: Le Monde, New York Times…La oferta de contenidos provoca la creación de los sitios. La segunda etapa comienza con la aparición del motor de búsqueda Google, que ofrece otra manera de entrar a los sitios. Ahora es posible encontrar un sitio sin saber de su existencia. Se configura el contenido para ser eficiente frente a motores de búsqueda y a la demanda de personalización. La tercera y última etapa se corresponde con el surgimiento de Web 2.0. Todo lo que existe en la web es suyo, contenidos y herramientas. El internauta elige su conexión, su red social y su experiencia. Es el salto desde la oferta a la demanda.
Sin embargo, para Fogel, esta última etapa no es más que una forma de cerrar la historia. Según él, el Web 2.0 no es el tercer capítulo, sino que es más complejo para el periodista. Fogel afirma haber tres rupturas en esta última etapa: tecnología (disponemos de soportes múltiples con conexión inalámbrica a la red, el salto real a la mobilidad), que provoca cambios de comportamiento (el salto desde el disco duro a la red social se produce porque se da una actividad creciente de internautas que almacenan sus datos personales o profesionales en la red) y la relación a la información (el salto del saber a la experiencia viene dado porque, para la audiencia, la calidad de la información no se puede apartar de una actitud activa).
En este tercer capítulo, el francés propone que el periodismo se incorpore a la actividad en línea de los internautas. Los cambios de comportamiento son de una velocidad tremenda. La audiencia está dispuesta a evolucionar. Sobre todo entre los 12 y los 26 años, los jóvenes se mantienen muy activos en cuanto a la actividad internauta.
¿Periodismo en peligro?
Pero un problema específico para el periodismo es que los internautas tienen las mismas herramientas que los periodistas (análisis, creación de una audiencia, jerarquía, base de datos, alerta, búsqueda, análisis o creación de un medio…etc.). Además, en el uso de todas las tecnologías elegidas por la audiencia desaparecen nuevos conceptos tales como jerarquía de las informaciones (por el enorme caudal de noticias del que disponemos), temas (por las etiquetas o tags), categorías, acción límite de la audiencia (por las herramientas compartidas), asilamiento de los internautas (por la creación de grupos) o la sumisión a la agenda del medio (por la creación de su agenda).
Para Fogel, el periodismo no es un rincón aislado en la red, pues el “cloud computing” vale para el periodismo. En trece años, la actividad periodística en Internet ha dado un giro de 180 grados. El periodismo clásico se aparta de la audiencia. Hay una presencia creciente de los periodistas. La voluntad del periodismo clásico es evolucionar hacia el monopolio periodístico, mientras que la audiencia busca lo contrario: individualismo conectado. El movimiento que se produce no pone en peligro el periodismo, sino que hace a la audiencia más activa. Sin embargo, Fogel cree que hay que redefinir el periodismo en relación con la audiencia, que tiene las herramientas en sus manos.
Yo personalmente confío en la propuesta de Fogel, ya que la participación ciudadana puede ser la manera perfecta de adaptar el periodismo a los nuevos medios y así evitar su decadencia, potenciando a su vez el interés de la audiencia por los diferentes temas. Es por ello que creo que la participación ciudadana puede salvar a la profesión periodística de la crisis por la que pasa, ya que la disponibilidad de las mismas herramientas por parte de las audiencias y los informadores ya es irreversible. Los periodistas tendremos que sacar provecho de este hecho, así que, como dicen, “si no puedes con el enemigo, únete a él” (o algo así).
Fogel definió la historia de Internet en tres capítulos. El primero se corresponde con la aparición de redacciones on-line tras la invención de Netscape 1.0 el 15 de Diciembre de 1994. Los dos siguientes años será cuando surjan todos los grandes sitios: Le Monde, New York Times…La oferta de contenidos provoca la creación de los sitios. La segunda etapa comienza con la aparición del motor de búsqueda Google, que ofrece otra manera de entrar a los sitios. Ahora es posible encontrar un sitio sin saber de su existencia. Se configura el contenido para ser eficiente frente a motores de búsqueda y a la demanda de personalización. La tercera y última etapa se corresponde con el surgimiento de Web 2.0. Todo lo que existe en la web es suyo, contenidos y herramientas. El internauta elige su conexión, su red social y su experiencia. Es el salto desde la oferta a la demanda.
Sin embargo, para Fogel, esta última etapa no es más que una forma de cerrar la historia. Según él, el Web 2.0 no es el tercer capítulo, sino que es más complejo para el periodista. Fogel afirma haber tres rupturas en esta última etapa: tecnología (disponemos de soportes múltiples con conexión inalámbrica a la red, el salto real a la mobilidad), que provoca cambios de comportamiento (el salto desde el disco duro a la red social se produce porque se da una actividad creciente de internautas que almacenan sus datos personales o profesionales en la red) y la relación a la información (el salto del saber a la experiencia viene dado porque, para la audiencia, la calidad de la información no se puede apartar de una actitud activa).
En este tercer capítulo, el francés propone que el periodismo se incorpore a la actividad en línea de los internautas. Los cambios de comportamiento son de una velocidad tremenda. La audiencia está dispuesta a evolucionar. Sobre todo entre los 12 y los 26 años, los jóvenes se mantienen muy activos en cuanto a la actividad internauta.
¿Periodismo en peligro?
Pero un problema específico para el periodismo es que los internautas tienen las mismas herramientas que los periodistas (análisis, creación de una audiencia, jerarquía, base de datos, alerta, búsqueda, análisis o creación de un medio…etc.). Además, en el uso de todas las tecnologías elegidas por la audiencia desaparecen nuevos conceptos tales como jerarquía de las informaciones (por el enorme caudal de noticias del que disponemos), temas (por las etiquetas o tags), categorías, acción límite de la audiencia (por las herramientas compartidas), asilamiento de los internautas (por la creación de grupos) o la sumisión a la agenda del medio (por la creación de su agenda).
Para Fogel, el periodismo no es un rincón aislado en la red, pues el “cloud computing” vale para el periodismo. En trece años, la actividad periodística en Internet ha dado un giro de 180 grados. El periodismo clásico se aparta de la audiencia. Hay una presencia creciente de los periodistas. La voluntad del periodismo clásico es evolucionar hacia el monopolio periodístico, mientras que la audiencia busca lo contrario: individualismo conectado. El movimiento que se produce no pone en peligro el periodismo, sino que hace a la audiencia más activa. Sin embargo, Fogel cree que hay que redefinir el periodismo en relación con la audiencia, que tiene las herramientas en sus manos.
Yo personalmente confío en la propuesta de Fogel, ya que la participación ciudadana puede ser la manera perfecta de adaptar el periodismo a los nuevos medios y así evitar su decadencia, potenciando a su vez el interés de la audiencia por los diferentes temas. Es por ello que creo que la participación ciudadana puede salvar a la profesión periodística de la crisis por la que pasa, ya que la disponibilidad de las mismas herramientas por parte de las audiencias y los informadores ya es irreversible. Los periodistas tendremos que sacar provecho de este hecho, así que, como dicen, “si no puedes con el enemigo, únete a él” (o algo así).
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