ALBA BLANCO
(La Opinión) La Laguna no solo puede verse, sino olerse, tocarse e incluso
degustarse. Así lo ha demostrado el historiador y sociólogo lagunero
Álvaro Santana, que ha organizado durante los dos últimos días una
visita guiada por el casco para mostrar el Patrimonio a través de los
sentidos a más de un centenar de asistentes. El sonido de las campanas
de La Concepción, la vista a la antigua laguna desde esta plaza o el
tacto de los muros históricos son algunos de los elementos escondidos
que forman parte de la otra historia de la ciudad y que ahora salen a la
luz.
"El Patrimonio de la ciudad no son solo los grandes
monumentos, sino pequeños detalles que no se conocen y que son
fundamentales para entenderla", explicó Santana, quien se documentó a
través de las historias que le relataron seis antiguos moradores
laguneros que ya fallecieron.
El sociólogo y profesor en la
Universidad de Harvard explicó el origen del municipio en 1495 a partir
de un campamento de conquistadores que se instaló en la Plaza de La
Concepción. "Por aquel entonces, esta zona era un descampado lleno de
matorrales y árboles con una empalizada y una torre defensiva", hizo
imaginar a los asistentes.
La visita continuó por el Callejón
Escondido tras la Calle Hermanos Marrero, típico de la Baja Edad Media
por la irregularidad en la anchura de sus dos extremos. En 1497, aquel
era el epicentro de la llamada Villa de Arriba, donde residía el gremio
de los artesanos. Según Santana, "esto hacía que la ciudad oliera a
cuero curtido, vino y animales, ya que las laderas de San Lázaro y San
Benito estaban plagadas de viñedos y todo el mundo tenía su pequeña
granja en casa".
El historiador criticó que el Gobierno local
haya "destruido" las típicas casas terreras que caracterizaban a la
primitiva San Cristóbal de La Laguna, construidas a base de piedra seca y
un techo de paja, y en las que cada propietario disponía de su propio
huerto.
Según Álvaro Santana, hace tan solo 200 años una de las
mejores vistas de la laguna que dio nombre a la ciudad se daba desde la
puerta de la actual asamblea local de Cruz Roja. En esa misma plaza, los
visitantes adivinaron el tipo de construcción que se daba antes en cada
edificio a través del análisis de sus fachadas y los huecos de las
ventanas.
Lo más curioso de la visita fue la muestra de un
antiguo callejón sin nombre, ubicado entre los números 3 y 4 de la Plaza
de La Concepción, que desapareció en 2008 por la construcción de una
escalera. Además, Santana criticó que la tienda Benetton haya sustituido
a una de las pocas casas escalonadas del siglo XVIII que existían.
Los
visitantes descubrieron el Patrimonio sensorial de La Laguna degustando
los tradicionales rosquetes laguneros que se fabrican en la dulcería La
Catedral desde 1914. Además, descubrieron el tacto que tienen las
cantoneras o palos de madera que aún se mantienen en algunas de las
esquinas del casco y que se construyeron en su día para evitar que los
carros impactaran en los muros de las casas.
El experto lagunero
criticó que el Consistorio se haya planteado eliminar el estanque de los
patos de la Catedral, "porque son parte del Patrimonio desde hace 100
años y un elemento único de la ciudad".
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