jueves, 20 de diciembre de 2012

La ciudad que olía a vino, vacas y cuero

ALBA BLANCO (La Opinión) La Laguna no solo puede verse, sino olerse, tocarse e incluso degustarse. Así lo ha demostrado el historiador y sociólogo lagunero Álvaro Santana, que ha organizado durante los dos últimos días una visita guiada por el casco para mostrar el Patrimonio a través de los sentidos a más de un centenar de asistentes. El sonido de las campanas de La Concepción, la vista a la antigua laguna desde esta plaza o el tacto de los muros históricos son algunos de los elementos escondidos que forman parte de la otra historia de la ciudad y que ahora salen a la luz. 

"El Patrimonio de la ciudad no son solo los grandes monumentos, sino pequeños detalles que no se conocen y que son fundamentales para entenderla", explicó Santana, quien se documentó a través de las historias que le relataron seis antiguos moradores laguneros que ya fallecieron. 

El sociólogo y profesor en la Universidad de Harvard explicó el origen del municipio en 1495 a partir de un campamento de conquistadores que se instaló en la Plaza de La Concepción. "Por aquel entonces, esta zona era un descampado lleno de matorrales y árboles con una empalizada y una torre defensiva", hizo imaginar a los asistentes.

La visita continuó por el Callejón Escondido tras la Calle Hermanos Marrero, típico de la Baja Edad Media por la irregularidad en la anchura de sus dos extremos. En 1497, aquel era el epicentro de la llamada Villa de Arriba, donde residía el gremio de los artesanos. Según Santana, "esto hacía que la ciudad oliera a cuero curtido, vino y animales, ya que las laderas de San Lázaro y San Benito estaban plagadas de viñedos y todo el mundo tenía su pequeña granja en casa". 

El historiador criticó que el Gobierno local haya "destruido" las típicas casas terreras que caracterizaban a la primitiva San Cristóbal de La Laguna, construidas a base de piedra seca y un techo de paja, y en las que cada propietario disponía de su propio huerto. 

Según Álvaro Santana, hace tan solo 200 años una de las mejores vistas de la laguna que dio nombre a la ciudad se daba desde la puerta de la actual asamblea local de Cruz Roja. En esa misma plaza, los visitantes adivinaron el tipo de construcción que se daba antes en cada edificio a través del análisis de sus fachadas y los huecos de las ventanas. 

Lo más curioso de la visita fue la muestra de un antiguo callejón sin nombre, ubicado entre los números 3 y 4 de la Plaza de La Concepción, que desapareció en 2008 por la construcción de una escalera. Además, Santana criticó que la tienda Benetton haya sustituido a una de las pocas casas escalonadas del siglo XVIII que existían. 

Los visitantes descubrieron el Patrimonio sensorial de La Laguna degustando los tradicionales rosquetes laguneros que se fabrican en la dulcería La Catedral desde 1914. Además, descubrieron el tacto que tienen las cantoneras o palos de madera que aún se mantienen en algunas de las esquinas del casco y que se construyeron en su día para evitar que los carros impactaran en los muros de las casas. 

El experto lagunero criticó que el Consistorio se haya planteado eliminar el estanque de los patos de la Catedral, "porque son parte del Patrimonio desde hace 100 años y un elemento único de la ciudad".

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