lunes, 23 de julio de 2012

El folclore por capricho

ALBA BLANCO (La Opinión) Nicolás Hernandez ha hecho de la planta baja de su casa de Taco un pequeño taller de costura donde reinan las telas, fotografías de magas, una máquina de coser y un biombo. Aunque trabaja como contable, destina sus ratos libres a su mayor afición: la confección de trajes típicos tradicionales. A pesar de que ha ganado varios premios en los concursos de Santa Cruz y La Laguna, cose únicamente para su propia colección, una de las pocas de la Isla que incluye los hábitos religiosos de los campesinos de Tenerife que se utilizaron hasta los años 40 del siglo pasado.

La pasión de Nicolás por los trajes típicos tradicionales nace de su pertenencia a la Agrupación Folclórica Tacoremi, de Taco, desde hace 17 años. Cuando comenzó en el grupo no sabía coser, pero ya elaboraba a mano los remangos de los trajes, los cordones de las justillas y lo botones de las camisas, estos últimos forrando una perla con hilo. Por aquellos tiempos, puesto que no sabía coser él ofrecía a la costurera de la agrupación las ideas que quería desarrollar para la confección de los trajes y esta se encargaba de elaborarlos. "Tus ideas nunca salen como quieres de las manos de las costureras, por eso me vi obligado a aprender a coser", cuenta Hernández.

Antes de coser a máquina, Nicolás dio un curso de confección tradicional ofertado por el Ayuntamiento de La Laguna y así fue como comenzó a confeccionar a mano los primeros pañuelos, calzoncillos, vainicas y camisas de sus trajes de mago. 

Nicolás posee una colección de más de 20 trajes completos, entre los que se encuentran algunos de los modelos tradicionales que pueden verse en los concursos, como el traje de gala de mujer de Tegueste, con el que ganó su primer premio en las Fiestas de Mayo de Santa Cruz en 1999. Todos ellos son cosidos completamente a mano, a diferencia del muestrario de hábitos religiosos que, al ser posteriores a la época de la Revolución Industrial, son de una hechura mucho más sencilla y cosidos a máquina.

La vestimenta religiosa de los campesinos, prácticamente desconocida, no puede verse en la actualidad sino en algunas agrupaciones folclóricas o en colecciones de particulares como la de Nicolás, que fue exhibida al público en un pase que tuvo lugar en el centro ciudadano San Jerónimo de Taco, dentro de las celebraciones por el Día de Canarias.

Nicolás, que se define como indumentarista, asegura que este tipo de vestimenta tradicional "forma parte de nuestra historia y es necesario sacarla a la calle para que no se pierda". A diferencia de los trajes convencionales, los hábitos de los campesinos estaban dedicados a un santo concreto, una Virgen o a Jesucristo, con el objetivo de venerarlo, darle gracias o cumplir una promesa en su honor. Algunos de los trajes que Hernández ha elaborado son el hábito del Gran Poder, dedicado a Jesús; el de la Virgen de La Dolorosa, completamente negro; el de La Candelaria, el más usado y de color amarillo; el de Santa Lucía, completamente rojo; o el de Santa Rita, en negro. 

Hernández define su colección como un "capricho personal" que mostró hace un año por primera vez en El Cardonal y que presenta habitualmente a los concursos de trajes tradicionales de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz de Tenerife y San Benito, donde suele hacerse con varios premios infantiles, de adultos y de la tercera edad. "No tengo mucho tiempo para dedicarme a coser, pero si voy a presentar algún modelo a un certamen en mayo tengo que ponerme a trabajar desde febrero", afirma este lagunero.

Todos los vestidos que cose los incorpora a su propia colección. No los pone a la venta ni los regala. Ni siquiera cose encargos para particulares. Nicolás aún consulta manuales de costura y se documenta a través de fotografías antiguas y libros de trajes tradicionales para sus creaciones. Cada vez que viaja a la Península compra decenas de botones y un sinfín de telas de brocados y dibujos diferentes. "Es una forma de hacer los trajes más originales, porque aquí todo el mundo lleva las mismas telas", subraya. En su última visita a Zaragoza se trajo incluso un libro de trajes típicos de allí para captar ideas con las que modernizar sus confecciones. 

Este lagunero no trabaja otro tipo de costura. Como mucho, cose sus propios disfraces de Carnavales y el de un grupo de chicos que son conocidos como las magas del entierro de la sardina, incondicionales año tras año.

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