ALBA BLANCO (La Opinión) Se abre el telón. La noche deja paso a un mundo mágico donde el color,
las lentejuelas y las plumas son los protagonistas en un escenario lleno
de picardía, glamour y sensualidad. Se trata del espectáculo Cabarets,
un recorrido por los garitos de noche, cantinas, tablaos y salones de
baile de los distintos rincones del mundo con el que el grupo lagunero
de danza tribal Moreiba Tribal Troupe se ha estrenado en el Espacio
Aguere.
Este conjunto de 18 jóvenes de entre 23 y 40 años se
conocieron cuando actuaban como bailarinas de danza del vientre en la
tetería Tuareg de Santa Cruz de Tenerife. Asistían a clase juntas y
actuaban con bailes individuales en esta sala. Todas tenían en común la
misma inquietud: la danza tribal. Se trata de una modalidad de los
bailes orientales en la que, utilizando estos como base, se fusionan
otros estilos dando lugar a un tipo de baile más moderno.
Por
aquel entonces no existía ninguna escuela en el Archipiélago en la que
se impartiera esta modalidad, por lo que las chicas se vieron obligadas a
viajar a la Península para asistir a cursos, master-class y talleres
con expertos de la fusión tribal. Las jóvenes pusieron en práctica sus
conocimientos de manera individual durante sus actuaciones en el Tuareg,
hasta que un día se les ocurrió la idea de juntarse para compartir
experiencias y conocimientos y formar el primer y único grupo de este
estilo en La Laguna.
No se trata de unas clases de danza cualquiera. Moreiba Tribal Troupe no tiene profesora ni directora que enseñen. Cada una de sus componentes asiste por su cuenta a danza del vientre y otros estilos, como ballet o flamenco, que luego ponen en común en el grupo para crear la fusión tribal. "A cada una se le da bien una cosa", explica Tamara Horcajada, profesora de danza del vientre y miembro del grupo. "Durante los ensayos, una lleva el calentamiento y otra la técnica y nos vamos rotando", comenta.
Lucina González, otra de las componentes, asegura que "todas somos muy creativas y a cada una se le da bien una cosa. Mientras algunas se encargan del vestuario, otras preparan las coreografías y otras la producción, por ejemplo", afirma.
Tras un año y medio trabajando como conjunto, hace unos días estrenaron su primer gran espectáculo en el Espacio Aguere que, bajo el título Cabarets, significó un repaso a la evolución de esta música en los distintos lugares del mundo, con coreografías de los más variados estilos, como el broadway, el tango o el flamenco, fusionados con la danza oriental. Además, combinaron los distintos bailes con representaciones teatralizadas y vídeos informativos que elaboraron ellas mismas en una actuación que llevan preparando desde finales del año pasado.
"Los espectáculos de este tipo nos permiten acercar la
danza tribal a la gente de una forma camuflada, ya que es un estilo aún
muy poco conocido", explica la bailarina Candelaria Cruz.
Este primer gran espectáculo del conjunto Moreiba, que significa divinidad en guanche, consiguió llenar la sala y que el Espacio Aguere les propusiera repetirlo en otra ocasión. Además, hoteles de otros municipios, como el Taburiente de Santa Cruz, se han interesado por acoger el show. Hasta entonces, las chicas habían actuado en el Teatro Guimerá y en las fiestas del Cristo de La Laguna como parte de la academia Balletsport, situada frente a La Concepción, donde ensayan de una a tres veces por semana, según la proximidad de la actuación.
La fusión tribal extrema los movimientos de disociación del cuerpo, básicos de la danza del vientre, y los mezcla con elementos del hip hop. "El secreto está en dominar las técnicas básicas del baile oriental y ponerles mucha imaginación para completar las coreografías con pasos típicos de otros estilos", explica Tamara Horcajada. Lucina González, por su parte, confiesa que "es una danza que llama mucho la atención, porque cuando la gente nos ve bailar quiere apuntarse para aprender con nosotras".
Tamara, sin embargo, insiste en que "no es tan fácil como se ve". "Hubo un momento de mucho auge con Shakira, porque a la gente le atrae lo exótico y la sensualidad de este estilo", apunta Horcajada. Sin embargo, la bailarina reconoce que ahora mismo "no está de moda, porque es un baile únicamente femenino y no tan social como pueden ser la salsa u otros estilos en pareja".
Arte
Según Yurena
Vargas, otra de las componentes de este conjunto, "intentamos defender
la danza oriental como un arte para intentar eliminar todos los mitos
negativos con los que se la ha relacionado siempre". Esta lagunera
asegura que "lo mejor de esta modalidad es que se puede personalizar, ya
que es muy flexible y permite adaptar las diferencias que tenemos entre
nosotras". "Todas somos muy distintas, tan solo nos une el arte",
confiesa Vargas.
En general, todas las chicas se quejan de la
falta de tiendas especializadas en vestimenta y complementos para su
estilo de baile, no solo en el municipio, sino en toda la Isla. De
hecho, para vestirse en los espectáculos deben viajar a Madrid para
comprarse la ropa o confeccionarla ellas mismas a base de mucha
imaginación y telas que compran en los bazares.
Todos sus
espectáculos y ensayos dependen íntegramente de la economía de estas
jóvenes. Los hoteles y teatros se han interesado por el grupo, ya que
ofrecen shows de una gran calidad artística a precios muy baratos.
Actualmente,
las chicas se plantean realizar intercambios con otros grupos de danza
tribal de la Península, tanto para recibir e impartir clases como para
promocionar su espectáculo. "Hemos aprendido a establecer una relación
con el público, a transmitirle lo que nosotras sentimos a través de la
danza", cuenta Yurena.
"Lo que más me gusta es interpretar",
matiza Vargas. "Dejas de ser tú para meterte en un papel al que das vida
a través de la música, que se siente de manera diferente a cuando solo
se escucha".
Las jóvenes valoran además la aportación personal
que les ha hecho el grupo. Para Lucina González, "somos como una familia
de la que aprendemos mucho cada día a través de la convivencia". Sin
embargo, las chicas de Moreiba Tribal Troupe reconocen que son críticas
entre ellas con el fin de que todo salga lo mejor posible.
Para
entrar en el conjunto no es necesario tener formación previa ni
requisitos o cualidades especiales. El grupo está abierto a todas las
chicas que deseen formar parte de él. Tamara argumenta que "dentro de
nosotras, hay algunas que llevamos ocho años en el mundo de la danza y
hay otras que acaban de empezar, pero en general todas nos hemos
iniciado tarde, de los 20 en adelante". "Mientras las más nuevas aportan
la frescura, las veteranas lo hacen con su experiencia", relata.
Para
Horcajada, la danza tribal es "muchas cosas". "Es femineidad. Es
recrear los tiempos en los que nos poníamos los tacones y los pañuelos
de nuestras madres y nos pintábamos la cara", cuenta. "En definitiva, es
hacer divina la esencia de la mujer", concluye.
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