LA LAGUNA (La Opinión) "Míralos, ya están aquí". Esta fue la frase más repetida ayer en la calles de La Laguna por los miles de niños que aguardaban la llegada de los Reyes Magos de Oriente. La Cabalgata del municipio cumplía su centenario, lo que la hizo aún más especial.
El buen tiempo hizo que alrededor de 120.000 personas llegaran a abarrotar las calles del casco histórico. Los más nerviosos se acercaron antes, a las 16:00 horas, hasta el aeropuerto de Los Rodeos para recibir a Sus Majestades, recién llegados de Oriente. Los bomberos del aeropuerto improvisaron, como de costumbre, un arco gigante de agua con sus mangueras que fue traspasado por el avión de la compañía Binter que transportaba a los Reyes. Estos fueron recibidos por el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo.
Tras repartir caramelos y chocolatinas entre los numerosos niños que se habían desplazado hasta allí, los Reyes emprendieron su camino hasta el Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna para proceder a la adoración del Sagrado Niño Jesús de los Afligidos, una tradición que se recupera por segundo año consecutivo tras casi un siglo sin celebrarse.
Llegaron puntuales, pasadas las 17:30 horas. Allí, en presencia de las autoridades municipales y los miembros de la Esclavitud del Cristo lagunero, se arrodillaron uno a uno ante la talla y tras dedicarle unas breves palabras, le ofrecieron sus dones guardados en sus respectivos cofres. Tras la lectura del sacerdote y una vez acabada la ceremonia, cinco monaguillos se acercaron a Sus Majestades para entregarles personalmente sus cartas y asegurarles que "se han portado bien". Los Reyes se abrieron paso entre la multitud para iniciar la Cabalgata, que comenzó con cierto retraso.
Fuera de la ermita, familias enteras esperaban la salida de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes, montados en camellos, comenzaron el tradicional recorrido que les llevó por las calles del Agua y Consistorio, Herradores y la plaza de La Concepción, para culminar de nuevo en la plaza del Cristo.
Como novedad y para celebrar el centenario, la montaña de San Roque se iluminó con antorchas que dibujaron el número 100, bajo el estruendo de los fuegos artificiales que tiñeron de colores el cielo lagunero y ante el repique de las campanas de la ermita del Cristo.
Más de 2.000 figurantes acompañaron a los Reyes durante su paseo entre batucadas, pajes, bandas, grupos de danza, agrupaciones folclóricas, majorettes, zancudos y otros muchos colaboradores. Todos ellos precedieron a Sus Majestades, que desfilaron uno a uno con sus respectivas cortes de pajes reales, y acompañados de tres camellos que portaron los regalos que anoche Melchor, Gaspar y Baltasar repartieron por todas las casas.
Las carrozas dedicadas a Blancanieves, Cabaret, Los Teletubbies, La bella y la bestia o La Sirenita, entre muchas otras, flanquearon el paso de los Reyes Magos de Oriente. Bob Esponja, acompañado por sus amigos Calamardo y Patricio, tampoco faltaron a la cita. También participaron coches antiguos, dos trenes y siete plataformas cargadas de regalos que ponían el punto y final a un sinfín de integrantes.
Baltasar fue el más aclamado por los más pequeños, que observaron el paso del cortejo real con caras de estupefacción, sorpresa y admiración. Algunos se mordían las uñas; otros no podían articular palabra, pues les costaba creer lo que estaban viendo.
Muchos padres se mostraron incluso más nerviosos que los propios menores, a quienes subieron a hombros para que pudieran disfrutar de la escena. Tanto niños como mayores se lanzaron al suelo para recoger los 5.000 kilos de caramelos de goma que Melchor, Gaspar y Baltasar lanzaron desde sus camellos.
Gaspar afirmó que "es un día mágico para todos". "Tenemos una noche dura por delante, de mucho trabajo", aseguró el Rey Mago, "pero lo que más nos gusta es hacer felices a los pequeños, y también queremos que, con nuestro ejemplo, aprendan a ser solidarios".
Regalos
En cuanto a regalos, entre los niños había de todo. Erika, de siete años, fue de las menos ambiciosas: "Papá Noel me ha traído bastantes regalos, así que no he pedido nada a los Reyes". Por otro lado, Aroa, de cinco, confirmó haber sido "muy buena", por eso espera que sus Majestades le traigan todo lo que les ha pedido: "El CD de Justin Bieber, un perro que brilla, la Nancy accesorios y una Monster High".
Para que todos estos deseos pudieran hacerse realidad, los carteros del servicio de Correos estuvieron presentes para recoger las cartas de los más rezagados y entregárselas a los Reyes Magos de Oriente. "¿Todavía se pueden entregar?", preguntó Guillermina Gil, una lagunera que se acercó hasta ellos para darles las cartas de sus dos hijas. "¡Asegúrense de que les lleguen a tiempo!", les pidió apurada.
Una unidad de la Cruz Roja con diez voluntarios se desplazó hasta el casco histórico para tratar cualquier tipo de percance: "No suelen haber problemas", aseguró Sebastián Pedrayos, coordinador del grupo, "tan sólo hemos atendido a unos tres niños por heridas leves causadas por caídas".
La cabalgata lagunera no defraudó a nadie. Natalie, de 12 años, confirmó que lleva viniendo desde que era pequeña, porque "es muy divertida". Sandra Oliva es una santacrucera asidua. Según sus palabras, "al principio todo el mundo criticaba la cabalgata de La Laguna, y ahora casi todo Santa Cruz sube para verla. Prefieren esta a la de la capital", aseguró.
Melchor, Gaspar y Baltasar volverán el próximo año a Aguere para repartir ilusión entre todos los laguneros. Pero antes les esperaba una dura noche de trabajo, en la que recorrerán casa por casa todos los hogares para cumplir los deseos de mayores y pequeños.
El buen tiempo hizo que alrededor de 120.000 personas llegaran a abarrotar las calles del casco histórico. Los más nerviosos se acercaron antes, a las 16:00 horas, hasta el aeropuerto de Los Rodeos para recibir a Sus Majestades, recién llegados de Oriente. Los bomberos del aeropuerto improvisaron, como de costumbre, un arco gigante de agua con sus mangueras que fue traspasado por el avión de la compañía Binter que transportaba a los Reyes. Estos fueron recibidos por el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo.
Tras repartir caramelos y chocolatinas entre los numerosos niños que se habían desplazado hasta allí, los Reyes emprendieron su camino hasta el Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna para proceder a la adoración del Sagrado Niño Jesús de los Afligidos, una tradición que se recupera por segundo año consecutivo tras casi un siglo sin celebrarse.
Llegaron puntuales, pasadas las 17:30 horas. Allí, en presencia de las autoridades municipales y los miembros de la Esclavitud del Cristo lagunero, se arrodillaron uno a uno ante la talla y tras dedicarle unas breves palabras, le ofrecieron sus dones guardados en sus respectivos cofres. Tras la lectura del sacerdote y una vez acabada la ceremonia, cinco monaguillos se acercaron a Sus Majestades para entregarles personalmente sus cartas y asegurarles que "se han portado bien". Los Reyes se abrieron paso entre la multitud para iniciar la Cabalgata, que comenzó con cierto retraso.
Fuera de la ermita, familias enteras esperaban la salida de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes, montados en camellos, comenzaron el tradicional recorrido que les llevó por las calles del Agua y Consistorio, Herradores y la plaza de La Concepción, para culminar de nuevo en la plaza del Cristo.
Como novedad y para celebrar el centenario, la montaña de San Roque se iluminó con antorchas que dibujaron el número 100, bajo el estruendo de los fuegos artificiales que tiñeron de colores el cielo lagunero y ante el repique de las campanas de la ermita del Cristo.
Más de 2.000 figurantes acompañaron a los Reyes durante su paseo entre batucadas, pajes, bandas, grupos de danza, agrupaciones folclóricas, majorettes, zancudos y otros muchos colaboradores. Todos ellos precedieron a Sus Majestades, que desfilaron uno a uno con sus respectivas cortes de pajes reales, y acompañados de tres camellos que portaron los regalos que anoche Melchor, Gaspar y Baltasar repartieron por todas las casas.
Las carrozas dedicadas a Blancanieves, Cabaret, Los Teletubbies, La bella y la bestia o La Sirenita, entre muchas otras, flanquearon el paso de los Reyes Magos de Oriente. Bob Esponja, acompañado por sus amigos Calamardo y Patricio, tampoco faltaron a la cita. También participaron coches antiguos, dos trenes y siete plataformas cargadas de regalos que ponían el punto y final a un sinfín de integrantes.
Baltasar fue el más aclamado por los más pequeños, que observaron el paso del cortejo real con caras de estupefacción, sorpresa y admiración. Algunos se mordían las uñas; otros no podían articular palabra, pues les costaba creer lo que estaban viendo.
Muchos padres se mostraron incluso más nerviosos que los propios menores, a quienes subieron a hombros para que pudieran disfrutar de la escena. Tanto niños como mayores se lanzaron al suelo para recoger los 5.000 kilos de caramelos de goma que Melchor, Gaspar y Baltasar lanzaron desde sus camellos.
Gaspar afirmó que "es un día mágico para todos". "Tenemos una noche dura por delante, de mucho trabajo", aseguró el Rey Mago, "pero lo que más nos gusta es hacer felices a los pequeños, y también queremos que, con nuestro ejemplo, aprendan a ser solidarios".
Regalos
En cuanto a regalos, entre los niños había de todo. Erika, de siete años, fue de las menos ambiciosas: "Papá Noel me ha traído bastantes regalos, así que no he pedido nada a los Reyes". Por otro lado, Aroa, de cinco, confirmó haber sido "muy buena", por eso espera que sus Majestades le traigan todo lo que les ha pedido: "El CD de Justin Bieber, un perro que brilla, la Nancy accesorios y una Monster High".
Para que todos estos deseos pudieran hacerse realidad, los carteros del servicio de Correos estuvieron presentes para recoger las cartas de los más rezagados y entregárselas a los Reyes Magos de Oriente. "¿Todavía se pueden entregar?", preguntó Guillermina Gil, una lagunera que se acercó hasta ellos para darles las cartas de sus dos hijas. "¡Asegúrense de que les lleguen a tiempo!", les pidió apurada.
Una unidad de la Cruz Roja con diez voluntarios se desplazó hasta el casco histórico para tratar cualquier tipo de percance: "No suelen haber problemas", aseguró Sebastián Pedrayos, coordinador del grupo, "tan sólo hemos atendido a unos tres niños por heridas leves causadas por caídas".
La cabalgata lagunera no defraudó a nadie. Natalie, de 12 años, confirmó que lleva viniendo desde que era pequeña, porque "es muy divertida". Sandra Oliva es una santacrucera asidua. Según sus palabras, "al principio todo el mundo criticaba la cabalgata de La Laguna, y ahora casi todo Santa Cruz sube para verla. Prefieren esta a la de la capital", aseguró.
Melchor, Gaspar y Baltasar volverán el próximo año a Aguere para repartir ilusión entre todos los laguneros. Pero antes les esperaba una dura noche de trabajo, en la que recorrerán casa por casa todos los hogares para cumplir los deseos de mayores y pequeños.
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