jueves, 2 de agosto de 2012

Empresarias estivales

ALBA BLANCO (La Opinión) "Si no nos arriesgamos, no ganamos nada". Bajo esta premisa, tres jóvenes tinerfeñas han renunciado a sus vacaciones estivales como monitoras de Educación Infantil para crear su propio negocio y salir adelante en tiempos de crisis. Se trata del campamento de verano Ayatimas, que permanece abierto desde el mes pasado en este colegio de Valle de Guerra y que se prolongará durante todo agosto. 

Ruth Fernández, Idaira Peña y Cristina Hernández se conocieron el pasado curso escolar durante su trabajo como educadoras en las actividades extrescolares que organiza el Ayuntamiento de La Laguna en los centros ciudadanos de Guamasa y Valle de Guerra. Ante la insistencia de los padres y el bajo sueldo que recibían, se decidieron a organizar su propio campamento de verano.

Para ello se vieron obligadas a elaborar un proyecto educativo que presentaron en abril al colegio Ayatimas de Valle de Guerra para implantar allí su escuela estival. Tras su aprobación, la iniciativa fue presentada a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, que les dio el sí definitivo a finales de junio. "Hemos contado con muy poco tiempo para promocionar la inscripción y hacer el papeleo necesario, por eso este mes ha sido muy flojo", asegura Idaira Peña. Sin embargo, a los 28 alumnos de entre tres y 12 años que participaron el mes pasado se han sumado una decena más en agosto. No todos acuden a diario. Algunos han reservado plaza para una quincena, otros para dos o tres días por semana y algunos incluso acuden espontáneamente días sueltos. "Hay muchos padres que trabajan los dos y no tienen con quién dejar a los niños", explica Ruth. "En Ayatimas no solo les entretenemos y cuidamos de ellos, sino que trabajamos materias escolares para que en septiembre les cueste menos volver al colegio", destaca.
 
El precio mensual es de 100 euros por niño, 50 por quincena y 5 euros los días sueltos. Unas cantidades que, según aseguran las chicas, apenas les sirven para sufragar los gastos de los seguros de autónomos, responsabilidad civil y accidentes que deben cubrir. 

El mayor problema con el que cuentan estas tres jóvenes es la competencia desleal y el intrusismo que se ejerce en muchos casos en esta profesión, ya que aseguran que "según la ley, no puede implantarse un campamento infantil en otros lugares que no sean un colegio, pues los niños conviven con actividades y personas que no deben". Los bajos precios que se ofrecen en estas ocasiones han mermado sus posibilidades de negocio, pues aseguran que permiten unas cuotas mucho más bajas con las que no pueden competir. Aun así, estas jóvenes no cesan en el empeño de sacar adelante su negocio. 

Cada mañana a las 7:00 horas, reciben sus alumnos, a quienes ofrecen incluso el desayuno. Divididos en dos grupos de tres a seis y de ocho a 12 años, los pequeños realizan una hora y media de refuerzo educativo donde practican las materias escolares. Posteriormente, dedican otra hora a realizar manualidades con plastilina, acuarelas e incluso talleres de sal. El tiempo restante lo emplean en dinámicas deportivas. Los días que el tiempo lo permite, disfrutan de varias piscinas hinchables que se instalan en el patio del colegio.

Aunque las clases acaban a las 14:00 horas, el campamento ofrece servicio de comedor por 80 euros mensuales. En este caso, los pequeños terminan su jornada en Ayatimas a las 15:30. "Los padres están muy contentos", explica Ruth. Tal es así que piensan en montar un parque infantil o una ludoteca después del verano. 

La concejal de Educación del Ayuntamiento de La Laguna, Cruci Díaz, les propuso en su visita al campamento montar su próximo negocio en las nuevas instalaciones del mercado municipal de La Laguna, en la Plaza del Adelantado. Hasta entonces, las jóvenes piensan repetir la experiencia de Ayatimas el próximo verano.

No hay comentarios: