LA LAGUNA (La Opinión) "Da mucha pena ver cómo 80 personas aguardan por un plato de comida", afirmó Erik Montelongo, alumno de 2º de la ESO del instituto Marina Cebrián de Taco. Esta fue su impresión que se llevó al visitar el comedor social de las Hermanas de la Caridad de la calle La Noria, en Santa Cruz, y lo que condujo a estos estudiantes a promover el rastro solidario que tuvo lugar ayer en las instalaciones deportivas del centro.
Allí se podía encontrar de todo por un precio que oscilaba entre uno y cinco euros: ropa, zapatos, películas, juguetes, bolsos, artículos de decoración e incluso bisutería elaborada por los propios profesores y corazones de fieltro hechos por los alumnos. Para adquirirlos, los cientos de padres y vecinos que acudieron a la cita debían comprar solieuros, tickets a precio de un euro que luego canjearon por los artículos elegidos.
La mercancía fue donada por los padres, estudiantes y amigos del centro para su venta, con el objetivo de recaudar fondos que irán destinados íntegramente al comedor social de La Noria. "Mi hija ha aportado varios artículos y ahora yo vengo a comprar otros", afirmó María Soledad Francisco, madre de una de las alumnas de 3º de la ESO.
Los estudiantes visitaron durante una mañana las instalaciones de las Hermanas de la Caridad y se quedaron impresionados por la labor que realizan estas monjas. "Casi todos los que acuden en busca de cuidados son hombres mayores", destacó Robeli Belliard, alumna de 4º de la ESO del instituto Marina Cebrián. "Allí les bañan, les afeitan y les dan de comer. Se portan muy bien con ellos", aseguró la joven.
Esta actitud es la que conmovió a los estudiantes, que se volcaron con la iniciativa del rastro solidario. "Ellos mismos han clasificado los artículos y les han puesto precios", señaló la directora del instituto, Natalia Fajardo. Según sus palabras, "el mercado es un intento de fomentar en los chicos la solidaridad, la cooperación y el compromiso".
La iniciativa partió de Dulce González, coordinadora de las actividades extraescolares del centro educativo. Carlos Merino, profesor de Educación Física, también puso su granito de arena en la actividad para ambientar la cita con la batucada Vilacord Djembé, de la que forma parte.
Por su parte, las madres de los estudiantes montaron en uno de los puestos del recinto una cafetería en la que sirvieron la "merienda solidaria", chocolate caliente a precio de un euro que les fue donado por el instituto vecino, el San Luis Gonzaga de Taco.
Allí se podía encontrar de todo por un precio que oscilaba entre uno y cinco euros: ropa, zapatos, películas, juguetes, bolsos, artículos de decoración e incluso bisutería elaborada por los propios profesores y corazones de fieltro hechos por los alumnos. Para adquirirlos, los cientos de padres y vecinos que acudieron a la cita debían comprar solieuros, tickets a precio de un euro que luego canjearon por los artículos elegidos.
La mercancía fue donada por los padres, estudiantes y amigos del centro para su venta, con el objetivo de recaudar fondos que irán destinados íntegramente al comedor social de La Noria. "Mi hija ha aportado varios artículos y ahora yo vengo a comprar otros", afirmó María Soledad Francisco, madre de una de las alumnas de 3º de la ESO.
Los estudiantes visitaron durante una mañana las instalaciones de las Hermanas de la Caridad y se quedaron impresionados por la labor que realizan estas monjas. "Casi todos los que acuden en busca de cuidados son hombres mayores", destacó Robeli Belliard, alumna de 4º de la ESO del instituto Marina Cebrián. "Allí les bañan, les afeitan y les dan de comer. Se portan muy bien con ellos", aseguró la joven.
Esta actitud es la que conmovió a los estudiantes, que se volcaron con la iniciativa del rastro solidario. "Ellos mismos han clasificado los artículos y les han puesto precios", señaló la directora del instituto, Natalia Fajardo. Según sus palabras, "el mercado es un intento de fomentar en los chicos la solidaridad, la cooperación y el compromiso".
La iniciativa partió de Dulce González, coordinadora de las actividades extraescolares del centro educativo. Carlos Merino, profesor de Educación Física, también puso su granito de arena en la actividad para ambientar la cita con la batucada Vilacord Djembé, de la que forma parte.
Por su parte, las madres de los estudiantes montaron en uno de los puestos del recinto una cafetería en la que sirvieron la "merienda solidaria", chocolate caliente a precio de un euro que les fue donado por el instituto vecino, el San Luis Gonzaga de Taco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario