SANTA CRUZ DE TENERIFE (La Opinión) El pueblo de San Andrés se echó ayer a la calle para celebrar, como cada 30 de noviembre, el día de su patrón, el santo al que Jesús encargó lanzar las redes en el milagro de los panes y los peces, y que da nombre a esta localidad chicharrera. Un año más, cerca de un millar de vecinos y visitantes acompañaron en procesión al apóstol por las principales calles del pueblo tras la misa y participaron después en un almuerzo ambientado con música.
San Andrés toma su nombre del apóstol cuya talla llegó a la iglesia tras la Conquista de la mano de su fundador, don Lope de Salazar. Debido a la devoción que este profesaba al santo, este barrio de Santa Cruz pasó de llamarse Valle de Salazar a San Andrés.
Ayer, como cada año desde hace tres siglos, en torno a las 13:00 horas y bajo el repique de las campanas de la iglesia, seis varones del pueblo sacaron a hombros la talla de madera del santo del templo para iniciar la tradicional procesión. A continuación comenzó el paseo de la imagen por las calles estrechas, empujada por hombres, mujeres y niños que se fueron intercambiando durante el recorrido.
La llevaron por las calles más destacadas: Bartolomé Belza, La Arena, La Cruz, San José y Santa Lucía, entre otras, para devolverlo a la iglesia, donde lo despidieron entre vivas, aplausos y petardos.
En la comitiva, presidida por las autoridades y la reina de las fiestas, se palpaba el fervor de los fieles, ya que algunas mujeres hicieron el recorrido descalzas o sujetando velas rojas en sus manos, como símbolo de penitencia. Durante el recorrido tan sólo se escuchaba la marcha interpretada por una de las dos bandas municipales, la Unión Musical Aída. Los fieles mantenían silencio, bajo el sonido de las campanillas que cuelgan del trono del apóstol San Andrés. El santo vestía un manto de terciopelo rojo bordado con hilo dorado, una de las muchas ofrendas que ha recibido durante el año de manos de los fieles.
A pesar de la nutrida asistencia, en esta ocasión se notaba menos gente porque la fecha no coincidió con un fin de semana. Esto se notó sobre todo en el número de cantinas emplazadas en las calles de San Andrés, muy inferior a otras veces y únicamente situadas en los alrededores de la plaza de la iglesia. Según Juan José Requejo, residente en el pueblo desde hace 14 años, "cuando la fiesta cae en fin de semana el llenazo es absoluto".
Casi todos los presentes en la fiesta no eran sanandreseros, sino campesinos y viticultores de otros municipios que, al coincidir la fiesta de San Andrés con el estreno de las nuevas cosechas de vino, acuden al santo para venerarlo y agradecerle sus acciones.
Según Francisco Gámez, vecino de la localidad, "en San Andrés hay mucha devoción por el santo, ya que es costumbre de toda la vida y es el patrón de nuestro pueblo".
Algunos turistas que acudieron al pueblo pesquero a visitarlo se llevaron una sorpresa cuando vieron el jolgorio y no cesaron de hacer fotos. Mientras, algunos vecinos se asomaban por la ventana para contemplar al santo y seguir los primeros bailes de la fiesta posterior.
Tras la procesión, la plaza de la iglesia se abarrotó de fieles que bailaron en honor al santo al ritmo de la música. Allí se instaló una parrilla en la que los vecinos asaron sardinas para repartir entre todos los asistentes, además del vino de la nueva cosecha.
Por su parte, el santo volverá a salir de la iglesia en procesión para la Octava de San Andrés, el 11. Lo hará junto con la copatrona del pueblo, Santa Lucía de Siracusa, que esa fecha celebra su día. Es la única de las tres procesiones anuales que el santo realiza en compañía. La primera tuvo lugar la noche del martes, en la víspera de la fiesta en honor al patrón de este barrio santacrucero.
San Andrés toma su nombre del apóstol cuya talla llegó a la iglesia tras la Conquista de la mano de su fundador, don Lope de Salazar. Debido a la devoción que este profesaba al santo, este barrio de Santa Cruz pasó de llamarse Valle de Salazar a San Andrés.
Ayer, como cada año desde hace tres siglos, en torno a las 13:00 horas y bajo el repique de las campanas de la iglesia, seis varones del pueblo sacaron a hombros la talla de madera del santo del templo para iniciar la tradicional procesión. A continuación comenzó el paseo de la imagen por las calles estrechas, empujada por hombres, mujeres y niños que se fueron intercambiando durante el recorrido.
La llevaron por las calles más destacadas: Bartolomé Belza, La Arena, La Cruz, San José y Santa Lucía, entre otras, para devolverlo a la iglesia, donde lo despidieron entre vivas, aplausos y petardos.
En la comitiva, presidida por las autoridades y la reina de las fiestas, se palpaba el fervor de los fieles, ya que algunas mujeres hicieron el recorrido descalzas o sujetando velas rojas en sus manos, como símbolo de penitencia. Durante el recorrido tan sólo se escuchaba la marcha interpretada por una de las dos bandas municipales, la Unión Musical Aída. Los fieles mantenían silencio, bajo el sonido de las campanillas que cuelgan del trono del apóstol San Andrés. El santo vestía un manto de terciopelo rojo bordado con hilo dorado, una de las muchas ofrendas que ha recibido durante el año de manos de los fieles.
A pesar de la nutrida asistencia, en esta ocasión se notaba menos gente porque la fecha no coincidió con un fin de semana. Esto se notó sobre todo en el número de cantinas emplazadas en las calles de San Andrés, muy inferior a otras veces y únicamente situadas en los alrededores de la plaza de la iglesia. Según Juan José Requejo, residente en el pueblo desde hace 14 años, "cuando la fiesta cae en fin de semana el llenazo es absoluto".
Casi todos los presentes en la fiesta no eran sanandreseros, sino campesinos y viticultores de otros municipios que, al coincidir la fiesta de San Andrés con el estreno de las nuevas cosechas de vino, acuden al santo para venerarlo y agradecerle sus acciones.
Según Francisco Gámez, vecino de la localidad, "en San Andrés hay mucha devoción por el santo, ya que es costumbre de toda la vida y es el patrón de nuestro pueblo".
Algunos turistas que acudieron al pueblo pesquero a visitarlo se llevaron una sorpresa cuando vieron el jolgorio y no cesaron de hacer fotos. Mientras, algunos vecinos se asomaban por la ventana para contemplar al santo y seguir los primeros bailes de la fiesta posterior.
Tras la procesión, la plaza de la iglesia se abarrotó de fieles que bailaron en honor al santo al ritmo de la música. Allí se instaló una parrilla en la que los vecinos asaron sardinas para repartir entre todos los asistentes, además del vino de la nueva cosecha.
Por su parte, el santo volverá a salir de la iglesia en procesión para la Octava de San Andrés, el 11. Lo hará junto con la copatrona del pueblo, Santa Lucía de Siracusa, que esa fecha celebra su día. Es la única de las tres procesiones anuales que el santo realiza en compañía. La primera tuvo lugar la noche del martes, en la víspera de la fiesta en honor al patrón de este barrio santacrucero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario