LA LAGUNA (La Opinión) Los alumnos del colegio público Narciso Brito de La Cuesta fueron ayer los primeros en disfrutar de uno de los muchos proyectos con burros que la asociación lagunera Ambar prepara para el próximo año. En este caso, las burras Pancha y Julia acompañaron a los pequeños de educación infantil durante toda la mañana, quienes pudieron pasearlas, acariciarlas y aprender sobre su comportamiento y modo de vida.
La visita de ayer estuvo destinada principalmente a los niños de cinco años de esta escuela, ya que llevan desde octubre estudiando el cuento de Jakob Grimm Los músicos de Bremen, en el cual uno de los miembros de esta orquesta de animales es un burro.
Por eso, el jefe de estudios, Francisco Aranzibia, se puso en contacto con Antonio Darias, presidente de Ambar. "Tuve conocimiento de estas actividades por medio de folletos publicitarios", afirmó Aranzibia, "y creí que era buena idea completar los conocimientos de los chicos con una clase práctica". Durante dos horas y media, estos pequeños pasearon con las burras y realizaron un mural con sus siluetas sobre el que estamparon sus manos con temperas.
Después del recreo les tocó a los niños de tres y cuatro años, que realizaron una fase de acercamiento a los equinos. Les acariciaron y convivieron con ellos durante un par de horas. Según Juan Manuel Ruiz, secretario de la asociación Ambar, "la cara de los chicos era un poema". "Respondieron de forma genial a la propuesta y estuvieron muy tranquilos", añadió.
El grupo Ambar surgió hace tan solo cuatro meses a partir de una idea muy antigua, que nació del amor que Antonio Darias profesa desde siempre a estos pollinos. Su afán por inculcar a la gente una visión totalmente opuesta a la que comúnmente se tiene sobre los burros fue transmitido a los ocho voluntarios que en la actualidad conforman esta asociación. Todos ellos están vinculados a la educación y los animales, y cada uno cumple su función profesional dentro del grupo: psicología, pedagogía o veterinaria.
El próximo mes de enero, los miembros de Ambar presentarán sus proyectos en la Casa del Ganadero de La Laguna. El primero de ellos consiste en jornadas de convivencia con escolares como la que se celebró ayer en el colegio Narciso Brito. Ruiz aseguró que han ofertado esta actividad por toda la zona metropolitana y esperan que en poco tiempo "la respuesta sea masiva".
La segunda y más importante iniciativa es la denominada asinoterapia, una forma de ayudar a la cura de diversas enfermedades mediante la convivencia con los asnos, que lleva practicándose en Europa desde principios del siglo XIX y en España desde hace 20 años por medio de la Asociación Andrea. "La convivencia de determinados enfermos con los burros no cura", matizó María de Juan, vocal y psicóloga de Ambar, "pero está demostrado que el simple hecho estar al lado de ellos tiene propiedades terapéuticas".
Esta asociación comenzará su labor curativa en el primer trimestre de 2012. De hecho, ya se han puesto en contacto con la Asociación de Padres de Personas con Autismo de Tenerife (Apanate) para ofrecerles su servicio. En concreto, mediante su convivencia con los burros, los niños autistas establecen un contacto con el animal que los libera por un tiempo de su aislamiento particular. En cuanto a las personas con alzheimer, los enfermos establecen vínculos con el asno, recuerdan su nombre o el día en que deben pasearlo. En ambos casos se consigue mejorar la calidad de vida de los enfermos mediante la asinoterapia y "sus familiares se muestran profundamente agradecidos", añadió De Juan.
Todas estas iniciativas serán, a su vez, una forma de aportar un mayor valor a la especie y evitar la extinción de la raza majorera, de la que quedan pocos ejemplares.
La visita de ayer estuvo destinada principalmente a los niños de cinco años de esta escuela, ya que llevan desde octubre estudiando el cuento de Jakob Grimm Los músicos de Bremen, en el cual uno de los miembros de esta orquesta de animales es un burro.
Por eso, el jefe de estudios, Francisco Aranzibia, se puso en contacto con Antonio Darias, presidente de Ambar. "Tuve conocimiento de estas actividades por medio de folletos publicitarios", afirmó Aranzibia, "y creí que era buena idea completar los conocimientos de los chicos con una clase práctica". Durante dos horas y media, estos pequeños pasearon con las burras y realizaron un mural con sus siluetas sobre el que estamparon sus manos con temperas.
Después del recreo les tocó a los niños de tres y cuatro años, que realizaron una fase de acercamiento a los equinos. Les acariciaron y convivieron con ellos durante un par de horas. Según Juan Manuel Ruiz, secretario de la asociación Ambar, "la cara de los chicos era un poema". "Respondieron de forma genial a la propuesta y estuvieron muy tranquilos", añadió.
El grupo Ambar surgió hace tan solo cuatro meses a partir de una idea muy antigua, que nació del amor que Antonio Darias profesa desde siempre a estos pollinos. Su afán por inculcar a la gente una visión totalmente opuesta a la que comúnmente se tiene sobre los burros fue transmitido a los ocho voluntarios que en la actualidad conforman esta asociación. Todos ellos están vinculados a la educación y los animales, y cada uno cumple su función profesional dentro del grupo: psicología, pedagogía o veterinaria.
El próximo mes de enero, los miembros de Ambar presentarán sus proyectos en la Casa del Ganadero de La Laguna. El primero de ellos consiste en jornadas de convivencia con escolares como la que se celebró ayer en el colegio Narciso Brito. Ruiz aseguró que han ofertado esta actividad por toda la zona metropolitana y esperan que en poco tiempo "la respuesta sea masiva".
La segunda y más importante iniciativa es la denominada asinoterapia, una forma de ayudar a la cura de diversas enfermedades mediante la convivencia con los asnos, que lleva practicándose en Europa desde principios del siglo XIX y en España desde hace 20 años por medio de la Asociación Andrea. "La convivencia de determinados enfermos con los burros no cura", matizó María de Juan, vocal y psicóloga de Ambar, "pero está demostrado que el simple hecho estar al lado de ellos tiene propiedades terapéuticas".
Esta asociación comenzará su labor curativa en el primer trimestre de 2012. De hecho, ya se han puesto en contacto con la Asociación de Padres de Personas con Autismo de Tenerife (Apanate) para ofrecerles su servicio. En concreto, mediante su convivencia con los burros, los niños autistas establecen un contacto con el animal que los libera por un tiempo de su aislamiento particular. En cuanto a las personas con alzheimer, los enfermos establecen vínculos con el asno, recuerdan su nombre o el día en que deben pasearlo. En ambos casos se consigue mejorar la calidad de vida de los enfermos mediante la asinoterapia y "sus familiares se muestran profundamente agradecidos", añadió De Juan.
Todas estas iniciativas serán, a su vez, una forma de aportar un mayor valor a la especie y evitar la extinción de la raza majorera, de la que quedan pocos ejemplares.
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