LA LAGUNA (La Opinión)
En Tejina se han cortado calles al tráfico por obras en la calzada,
accidentes o hasta el paso de rebaños de cabras pero nunca por culpa de
unos insectos. Un enjambre de abejas, que decidieron posarse sobre el
asfalto de la calle El Cardonal al antojo de su reina, obligaron ayer al
mediodía a cerrar esta vía e impedir el paso a comerciantes y
residentes.
Ocurrió sobre las 12:00 horas de ayer, cuando los miles de insectos buscaron en la calzada un lugar para construir una nueva colmena. Ante la estupefacción de viandantes y conductores, los vecinos alertaron a los miembros de la Policía Local de Tejina. Bajo el temor de que los tejineros se vieran amenazados por las picaduras de estos insectos, seis efectivos de este cuerpo llegaron al lugar para cortar la carretera al tráfico de coches y peatones, que rápidamente se dispersaron por las calles aledañas. Además, algunos comercios de la zona cerraron y las entradas a las viviendas situadas en la calle El Cardonal permanecieron clausuradas, de manera que los vecinos no pudieron entrar ni salir de sus casas durante una hora.
Protegidos con trajes especiales, máscaras y guantes, varios apicultores expertos se trasladaron hasta esta calle que desemboca el El Ramal con modernos panales que contenían láminas impregnadas en miel. De esta manera, consiguieron atrapar a las abejas, ya que con esta sustancia es más difícil que los insectos se dispersen. Confiando en que la abeja reina entrara y todas las demás la siguieran, los especialistas fueron capturándolas hasta que todas quedaron atrapadas en el panal. Fue entonces cuando los transeúntes quedaron a salvo y la carretera y los comercios pudieron volver a abrirse.
Chano Rojas, vecino de Tejina, asegura que "nunca había visto algo así". "La imagen de los apicultores cogiendo las abejas me impresionó, afirma este tejinero. Según Rojas, a pesar de que antiguamente la apicultura era una actividad frecuente en la localidad, "hace mucho tiempo que no se veían abejas volando por el pueblo". Este vecino recuerda haber visto hace mucho tiempo cómo los enjambres "se posaban en ventanas, árboles o cualquier lugar que se le antojara a la abeja reina". "Antes se atrapaban quemando bosta de vaca bajo el enjambre", explica este tejinero, "ya que el humo las hacía permanecer en el sitio y podían cogerse fácilmente".
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