SANTA CRUZ DE TENERIFE (La Opinión) Un avión Airbus A-321 de la compañía Iberia, con indicativo IB-958, que tenía que tomar tierra en Los Rodeos a las 19:00 horas, tras despegar desde el aeropuerto de Madrid-Barajas, a las 16:25 horas, regresó al aeródromo madrileño minutos después tras detectar el comandante de la aeronave fuego en el motor izquierdo, según confirmaron varios de los pasajeros afectados a la opinión de tenerife.
Dentro de las maniobras de emergencia, el avión cuenta con botellas extintoras que son accionadas desde la cabina una vez que aparece la señal de Enginer Fire y con ellas se apagó el fuego. Ante esta situación, el comandante pidió tomar tierra con prioridad en Barajas y desde la torre se habilitó una pista entre las terminales T1 y T2.
En el avión se vivieron en esos instantes escenas de pánico, gritos incluidos, entre los 187 pasajeros, ya que la aeronave apagó el motor afectado y continuó solo con el del lado derecho. Este tipo de aparatos se encuentra preparado para tomar tierra y despegar con un solo motor.
Finalmente, a las 18:10 embarcaba el pasaje nuevamente hacia Los Rodeos en otro Airbus A-321, de nombre Benidorm y con matrícula HUH, que llegaba sin novedad a Los Rodeos a las 20:50 horas. Borja Abasolo fue el primero en salir: "Solo hacía 20 segundos que habíamos despegado cuando se escuchó un estruendo enorme, como cuando se chocan dos coches. La gente se tranquilizó enseguida porque, aunque se notaba que había perdido potencia, el avión volaba con normalidad hasta que aterrizó", aseguró el joven visiblemente nervioso.
José Fernando Gómez viajaba en uno de los asientos de la salida de emergencia del ala que se prendió. Fue alertado por los gritos del pasajero que se sentaba detrás de él, uno de los primeros en percatarse de las llamas. "La gente comenzó a gritar en cuanto sintió el estruendo, pero la tripulación de cabina enseguida nos calmó y el aterrizaje fue perfecto", explicó.
Laura Camino viajaba junto a su marido. "Lo más angustioso fueron los 30 minutos que tardamos en aterrizar, porque tuvimos que esperar a que se despejara la pista y nos autorizaran a tomar tierra".
Francisco Díaz, otro de los pasajeros del vuelo IB-958, no paró de rezar desde que sucedió el incidente: "Todos pensábamos que el avión se iba a venir abajo de un momento a otro. Han sido los minutos más angustiosos de mi vida. Después de este susto y del miedo que hemos pasado, tardaré mucho tiempo en volver a coger un avión", concluyó Díaz.
Dentro de las maniobras de emergencia, el avión cuenta con botellas extintoras que son accionadas desde la cabina una vez que aparece la señal de Enginer Fire y con ellas se apagó el fuego. Ante esta situación, el comandante pidió tomar tierra con prioridad en Barajas y desde la torre se habilitó una pista entre las terminales T1 y T2.
En el avión se vivieron en esos instantes escenas de pánico, gritos incluidos, entre los 187 pasajeros, ya que la aeronave apagó el motor afectado y continuó solo con el del lado derecho. Este tipo de aparatos se encuentra preparado para tomar tierra y despegar con un solo motor.
Finalmente, a las 18:10 embarcaba el pasaje nuevamente hacia Los Rodeos en otro Airbus A-321, de nombre Benidorm y con matrícula HUH, que llegaba sin novedad a Los Rodeos a las 20:50 horas. Borja Abasolo fue el primero en salir: "Solo hacía 20 segundos que habíamos despegado cuando se escuchó un estruendo enorme, como cuando se chocan dos coches. La gente se tranquilizó enseguida porque, aunque se notaba que había perdido potencia, el avión volaba con normalidad hasta que aterrizó", aseguró el joven visiblemente nervioso.
José Fernando Gómez viajaba en uno de los asientos de la salida de emergencia del ala que se prendió. Fue alertado por los gritos del pasajero que se sentaba detrás de él, uno de los primeros en percatarse de las llamas. "La gente comenzó a gritar en cuanto sintió el estruendo, pero la tripulación de cabina enseguida nos calmó y el aterrizaje fue perfecto", explicó.
Laura Camino viajaba junto a su marido. "Lo más angustioso fueron los 30 minutos que tardamos en aterrizar, porque tuvimos que esperar a que se despejara la pista y nos autorizaran a tomar tierra".
Francisco Díaz, otro de los pasajeros del vuelo IB-958, no paró de rezar desde que sucedió el incidente: "Todos pensábamos que el avión se iba a venir abajo de un momento a otro. Han sido los minutos más angustiosos de mi vida. Después de este susto y del miedo que hemos pasado, tardaré mucho tiempo en volver a coger un avión", concluyó Díaz.
1 comentario:
Oh... me encantan los sucesos... :)
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