SANTA CRUZ DE TENERIFE (La Opinión) Más de 6.000 personas abarrotaron ayer las calles de Candelaria a la espera de la salida de la Virgen para acompañarla en procesión por los alrededores de la Basílica, un templo que celebraba ayer el primer aniversario de su proclamación canónica.
Los fieles llegados desde casi todos los rincones de la Isla ya se congregaban en el santuario antes de la llegada de las autoridades. "No intenten entrar, es imposible", recomendó a las decenas de fieles que empujaban por conseguir entrar una señora que salía. Fuera del templo, ante la imposibilidad de escuchar la misa, miles de personas atestaron las escaleras, las calles y la plaza anexas a la iglesia con la esperanza de ver a La Morenita en su paseo habitual por los alrededores de la Basílica.
El sol y el gentío favorecieron el negocio de las terrazas de la plaza de la Basílica de la Patrona. "Tenemos mucho trabajo. No hemos parado desde las cuatro de la tarde de ayer", dijo Ana Hernández, una de las camareras del bar Parada. Sin embargo, la venta de estampas de la Virgen a la entrada del templo disminuyó respecto a cualquier domingo, ya que las prisas de la gente y el tumulto no les permitían prestar atención a los vendedores.
Muchas eran las personas que portaban en sus manos coloridos ramos de flores. Durante la eucaristía, una inmensa cola de gente se formaba desde la puerta de la iglesia hasta la sala contigua a la nave principal. Allí depositaron sus ofrendas los devotos, tras presentárselas antes a la Virgen. "Hice una promesa de que si mi hermana superaba un cáncer le regalaría flores, y por eso vengo a agradecerle todo lo que ha hecho la Virgen de Candelaria por mí", contó emocionada Sandra Mejías. Las velas de la Basílica de Candelaria permanecieron más vivas que nunca, puesto que la multitud de peticiones que frente a ellas se formularon no permitieron que su luz se apagara durante horas.
"Antiguamente, la gente peregrinaba a la Virgen en esta fiesta de febrero. Sin embargo, algunos se perdían en la cumbre y morían de frío. Por eso ahora la tradición ha cambiado y casi todos vienen caminando en agosto". Estas eran las palabras de Elodio Afonso. Frente a su afirmación, decenas de peregrinos llegaron ayer a pie al encuentro de la Nuestra Señora de Candelaria. "Hemos salido a las siete de la mañana desde el intercambiador de La Laguna un grupo de 20 montañeros", aseguró Olga Candelaria. "Hemos llegado a la una, y por el camino nos hemos encontrado a muchos conocidos de otros años, porque siempre venimos caminando". Los más rezagados llegaron a última hora de la tarde, lo que demuestra que, con tal de llegar hasta La Morenita, el verla salir a la calle es lo menos importante.
Los fieles llegados desde casi todos los rincones de la Isla ya se congregaban en el santuario antes de la llegada de las autoridades. "No intenten entrar, es imposible", recomendó a las decenas de fieles que empujaban por conseguir entrar una señora que salía. Fuera del templo, ante la imposibilidad de escuchar la misa, miles de personas atestaron las escaleras, las calles y la plaza anexas a la iglesia con la esperanza de ver a La Morenita en su paseo habitual por los alrededores de la Basílica.
El sol y el gentío favorecieron el negocio de las terrazas de la plaza de la Basílica de la Patrona. "Tenemos mucho trabajo. No hemos parado desde las cuatro de la tarde de ayer", dijo Ana Hernández, una de las camareras del bar Parada. Sin embargo, la venta de estampas de la Virgen a la entrada del templo disminuyó respecto a cualquier domingo, ya que las prisas de la gente y el tumulto no les permitían prestar atención a los vendedores.
Muchas eran las personas que portaban en sus manos coloridos ramos de flores. Durante la eucaristía, una inmensa cola de gente se formaba desde la puerta de la iglesia hasta la sala contigua a la nave principal. Allí depositaron sus ofrendas los devotos, tras presentárselas antes a la Virgen. "Hice una promesa de que si mi hermana superaba un cáncer le regalaría flores, y por eso vengo a agradecerle todo lo que ha hecho la Virgen de Candelaria por mí", contó emocionada Sandra Mejías. Las velas de la Basílica de Candelaria permanecieron más vivas que nunca, puesto que la multitud de peticiones que frente a ellas se formularon no permitieron que su luz se apagara durante horas.
"Antiguamente, la gente peregrinaba a la Virgen en esta fiesta de febrero. Sin embargo, algunos se perdían en la cumbre y morían de frío. Por eso ahora la tradición ha cambiado y casi todos vienen caminando en agosto". Estas eran las palabras de Elodio Afonso. Frente a su afirmación, decenas de peregrinos llegaron ayer a pie al encuentro de la Nuestra Señora de Candelaria. "Hemos salido a las siete de la mañana desde el intercambiador de La Laguna un grupo de 20 montañeros", aseguró Olga Candelaria. "Hemos llegado a la una, y por el camino nos hemos encontrado a muchos conocidos de otros años, porque siempre venimos caminando". Los más rezagados llegaron a última hora de la tarde, lo que demuestra que, con tal de llegar hasta La Morenita, el verla salir a la calle es lo menos importante.
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