SANTA CRUZ DE TENERIFE (La Opinión) Minutos antes de las 19:30 horas de ayer, cuando comenzó la eucaristía, familias y grupos de mujeres caminaban por las calles anexas a la Basílica de Nuestra Señora de Candelaria con sus velas preparadas en la mano. Era la víspera de la fiesta de la Patrona de Canarias y, como cada año, miles de devotos iluminaron con sus candelas el paso de la Virgen en su tradicional procesión nocturna.
Mientras el personal del santuario repartía cajas y más cajas de cirios a la entrada del templo, en todos los corrillos de fieles agolpados en la puerta coincidía el tema de conversación: "Se ve mucha menos gente que otros años. Normalmente es imposible entrar a la iglesia, y hoy hay sitio de sobra". Estas eran las palabras de Juana Fuentes, una chicharrera que acude puntualmente a la cita desde hace diez años. "Antes esta era una fiesta para la gente del pueblo, pero cada vez acuden más personas de todas partes de la Isla", dijo.
Epifanía Pérez visita a la Patrona todos los domingos. "La historia de la Virgen de Candelaria la hace especial, y a mi familia y a mí nos ha ayudado mucho. Por eso vengo cada semana a darle gracias y a pedirle que siga siempre conmigo". Pérez cree que la localidad se ha quedado pequeña para albergar una fiesta de estas dimensiones. "Los servicios que ofrece no son suficientes, se hace complicado para los devotos disfrutar de esta celebración por la masificación que supone", explicó esta devota.
A las cuatro de la tarde de ayer comenzaron a llegar a la plaza de la Patrona de Canarias las primeras guaguas procedentes de Los Realejos, Icod de Los Vinos y Tacoronte. Desde este último municipio, además, se desplazó una unidad móvil de Cruz Roja para cumplir el sueño de algunos ancianos de la comarca que hasta ayer no habían tenido la oportunidad de ver a la Virgen. Algunos trajeron las velas de casa. Otros incluso llevaban quinqués o linternas. Pero muy pocos fueron en esta ocasión los que peregrinaron hasta el santuario. Pedro González y Cesáreo García salieron a las cuatro de la tarde de La Esperanza, para descansar sobre la fuente de la plaza de Candelaria a las 19:10. "Peregrinamos siempre para la fiesta de la Patrona, tanto en agosto como ahora. Esta vez hemos venido solos, no nos seguía nadie".
Muchos no entraron a la Basílica, que este año conmemora el primer año de su proclamación canónica. Les bastaba con esperar en las escaleras la salida de La Morenita con sus velas encendidas.
A las 20:30, el prior del santuario, Alexis González, bendecía las candelas de los fieles dando salida a la tradicional procesión. En el exterior del templo, las campanas repicaban anunciando la salida de la Virgen y las calles de Candelaria se tornaban en penumbra. "¡Qué bonita está!", exclamaban algunos entre los vítores y aplausos de los más fervorosos. El dorado de su corona y de los bordados del manto que la cubría contrastaban con la plata del trono de la Virgen, aportando majestuosidad a la imagen.
El fervor y la admiración se palpaba en los rostros de los más devotos, que comenzaron a caminar en fila sosteniendo sus velas y cantando a la Virgen. Algunas mujeres lloraban, incluso ofrecían ramos de flores a la Patrona. Otras se asomaban a los balcones de la calle La Arena, decorados con banderas y tapices de la imagen, para santiguarse al paso de La Morenita.
El prior pedía a la muchedumbre que agilizara el paso y que se limitasen a rezar, ya que muchos se apiñaban en las inmediaciones del trono de la Virgen para caminar a su paso. El recorrido discurrió por la plaza de la Patrona de Canarias, la calle Obispo Pérez Cáceres y la avenida de los Príncipes, para regresar después de nuevo a la Basílica, donde muchos fieles esperaban su regreso con las velas encendidas.
Hoy es el día grande, en el que La Morenita recibirá a las autoridades y los más fieles volverán a pasear a su Virgen por las calles del municipio.
Mientras el personal del santuario repartía cajas y más cajas de cirios a la entrada del templo, en todos los corrillos de fieles agolpados en la puerta coincidía el tema de conversación: "Se ve mucha menos gente que otros años. Normalmente es imposible entrar a la iglesia, y hoy hay sitio de sobra". Estas eran las palabras de Juana Fuentes, una chicharrera que acude puntualmente a la cita desde hace diez años. "Antes esta era una fiesta para la gente del pueblo, pero cada vez acuden más personas de todas partes de la Isla", dijo.
Epifanía Pérez visita a la Patrona todos los domingos. "La historia de la Virgen de Candelaria la hace especial, y a mi familia y a mí nos ha ayudado mucho. Por eso vengo cada semana a darle gracias y a pedirle que siga siempre conmigo". Pérez cree que la localidad se ha quedado pequeña para albergar una fiesta de estas dimensiones. "Los servicios que ofrece no son suficientes, se hace complicado para los devotos disfrutar de esta celebración por la masificación que supone", explicó esta devota.
A las cuatro de la tarde de ayer comenzaron a llegar a la plaza de la Patrona de Canarias las primeras guaguas procedentes de Los Realejos, Icod de Los Vinos y Tacoronte. Desde este último municipio, además, se desplazó una unidad móvil de Cruz Roja para cumplir el sueño de algunos ancianos de la comarca que hasta ayer no habían tenido la oportunidad de ver a la Virgen. Algunos trajeron las velas de casa. Otros incluso llevaban quinqués o linternas. Pero muy pocos fueron en esta ocasión los que peregrinaron hasta el santuario. Pedro González y Cesáreo García salieron a las cuatro de la tarde de La Esperanza, para descansar sobre la fuente de la plaza de Candelaria a las 19:10. "Peregrinamos siempre para la fiesta de la Patrona, tanto en agosto como ahora. Esta vez hemos venido solos, no nos seguía nadie".
Muchos no entraron a la Basílica, que este año conmemora el primer año de su proclamación canónica. Les bastaba con esperar en las escaleras la salida de La Morenita con sus velas encendidas.
A las 20:30, el prior del santuario, Alexis González, bendecía las candelas de los fieles dando salida a la tradicional procesión. En el exterior del templo, las campanas repicaban anunciando la salida de la Virgen y las calles de Candelaria se tornaban en penumbra. "¡Qué bonita está!", exclamaban algunos entre los vítores y aplausos de los más fervorosos. El dorado de su corona y de los bordados del manto que la cubría contrastaban con la plata del trono de la Virgen, aportando majestuosidad a la imagen.
El fervor y la admiración se palpaba en los rostros de los más devotos, que comenzaron a caminar en fila sosteniendo sus velas y cantando a la Virgen. Algunas mujeres lloraban, incluso ofrecían ramos de flores a la Patrona. Otras se asomaban a los balcones de la calle La Arena, decorados con banderas y tapices de la imagen, para santiguarse al paso de La Morenita.
El prior pedía a la muchedumbre que agilizara el paso y que se limitasen a rezar, ya que muchos se apiñaban en las inmediaciones del trono de la Virgen para caminar a su paso. El recorrido discurrió por la plaza de la Patrona de Canarias, la calle Obispo Pérez Cáceres y la avenida de los Príncipes, para regresar después de nuevo a la Basílica, donde muchos fieles esperaban su regreso con las velas encendidas.
Hoy es el día grande, en el que La Morenita recibirá a las autoridades y los más fieles volverán a pasear a su Virgen por las calles del municipio.
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