SANTA CRUZ DE TENERIFE (La Opinión) El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, reclamó ayer durante la eucaristía con motivo de la celebración del día principal de la Patrona de Canarias más atención los mayores y solicitó a las autoridades presentes en la Basílica de la localidad que trabajasen para garantizar a cada anciano 1.200 euros al mes. La procesión de la Virgen de Candelaria se suspendió ayer por el viento y el miedo a que la imagen se deteriorara y perdiera sus ropajes. La ventolera obligó a La Morenita a regresar de vuelta al templo nada más alcanzar la puerta.
Los actos festivos del 2 de febrero en la Villa mariana comenzaron a las 11:30 de la mañana con la procesión cívica y el traslado del escudo de la localidad a la Basílica de Candelaria a cargo de las principales autoridades locales, insulares y regionales. El cortejo partió desde el Ayuntamiento acompañado por la Banda Municipal de Santa Cruz, dirigida por Felipe Neri, y la de Las Candelas, coordinada por Abilio Alonso Otazo.
Entre las autoridades que estuvieron presentes en los actos destacaron el alcalde de Candelaria, José Gumersindo García; el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero; y el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, además de miembros de la corporación municipal e insular, y del Ejecutivo canario A ellos se sumaron el subdelegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Díaz Guerra; el rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech; el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, así como diputados, senadores y otros alcaldes.
Las autoridades militares tampoco quisieron faltar a la cita. Acudieron en su representación el jefe del Mando de Canarias, el teniente general César Muro Benayas; el almirante comandante del Mando de Canarias, Salvador Delgado; el comandante naval de Tenerife, Blas Romero, y por parte de la Guardia Civil, Miguel Martínez García. Además, estuvieron presentes delegados de la policía local de la capital y de Candelaria vestidos con traje de gala.
En la Basílica, que ayer cumplía un año desde su proclamación canónica, no cabía un alma. La multitud se agolpaba a las puertas del templo para conseguir entrar a la eucaristía, que comenzó con retraso a la espera de la llegada de monseñor Bernardo Álvarez, obispo de la Diócesis Nivariense, y del prior de los Padres Dominicos, Alexis González.
Durante la celebración de la misa, que fue cantada por la Agrupación Musical Santa Cecilia de Tacoronte, Álvarez destacó la figura de la Virgen Nuestra señora de Candelaria e hizo un llamamiento al cuidado de las personas mayores. En su homilía, hizo una defensa de las personas mayores con un mensaje destinado a instituciones públicas y privadas para que se les trate "conforme a su dignidad".
Alvarez incidió en la necesidad de que "no se olvide que el cuidado de los mayores requiere una atención integral que precisa de recursos, de medios materiales y humanos". En este sentido, y aprovechando la presencia de los responsables de las administraciones locales, insulares y autonómicas en la misa que presidía, el obispo solicitó más ayudas para este colectivo de ciudadanos: "Un anciano necesita al menos 1.200 euros mensuales para vivir con plenitud", aseguró.
El prelado nivariense también se dirigió a las familias de los mayores para que "no se desentiendan" de ellos y para "que no les dejen aparcados en las residencias". "El mayor bien para ellos es la cercanía, el amor y la compañía, no solo la presencia física", subrayó. Además, el obispo de Tenerife animó a los ancianos a observar la muerte con naturalidad, a aprovechar cada minuto del día y aceptar la vejez como una etapa que "contribuye al crecimiento y la plenitud de las personas".
Álvarez lamentó el afán popular por la eterna juventud. "Si nos gastáramos en otras cosas más importantes el dinero que empleamos en intentar rejuvenecernos, seríamos todos más felices", criticó el prelado. Para finalizar, instó a todos los presentes a "esforzarse en el cuidado y en el acompañamiento de las personas mayores, para que vivan con dignidad y esperanza, porque nos hacen bien a todos".
El obispo de la Diócesis Nivariense también hizo alusión a los tiempos de crisis económica que corren, que "originan conflictos económicos y bélicos". Para solucionarlos, recomendó a los fieles "modificar sus actitudes interiores, renovar su alma, para que sus actos bondadosos tengan repercusiones positivas en el exterior".
Por su parte, el alcalde de Candelaria, José Gumersindo García, valoró el discurrir de las fiestas, que calificó de "ascendentes" desde que el Cabildo de Tenerife declarase el día 2 de febrero como fiesta insular.
Decepción
Tras la misa, los ciudadanos que esperaban fuera del templo se quejaban de la tardanza en el comienzo de la procesión, ya que la eucaristía se prolongó hasta las dos de la tarde. El viento soplaba tan fuerte en los alrededores del santuario que todo el mundo presagiaba lo peor. "Hace demasiado viento, se le va a volar el manto si la sacan", era uno de los comentarios más repetidos.
Finalmente, los responsables del templo decidieron suspender la procesión para preservar la imagen, pero no dudaron en sacarla a la puerta para que todos los fieles que la esperaban pudieran al menos verla un instante.
Cuando la talla comenzó a asomar por la puerta principal del santuario, los padres auparon a los más pequeños para que pudieran verla y los más fervorosos estallaron en aplausos. Sin embargo, la Virgen apenas permaneció diez minutos en la entrada principal del templo, donde la banda municipal Las Candelas interpretó el himno nacional, ante las caras de tristeza de todos los presentes y bajo el estruendo de los petardos. "¡Qué pena!", exclamó Concepción Díaz. Esta candelariera vive en el pueblo desde hace 20 años. "Ha habido años en los que en la fiesta de agosto hacía más viento que hoy, y aún así se sacó", afirmó. "Yo también vine anoche a la procesión de las candelas, pero he vuelto a venir hoy porque me gusta verla de día, luce más la talla y las vestiduras", detalló Díaz.
"Yo estoy enferma, y llevo meses sin salir de casa. Pero he decidido venir porque tengo mucha fe en ella y sé que me va a ayudar", explicó emocionada Carmela Miño. "Cada vez viene más gente a esta fiesta, pero los candelarieros preferimos ver a la Virgen cualquier otro día que no sea hoy, porque hay demasiadas personas", explicó Concepción Sánchez.
Aún quedaba un acto más por la tarde. A partir de las 18:00 horas, tuvo lugar en la Basílica una nueva eucaristía en la que los devotos de la Virgen le presentaron a los niños nacidos en 2011. Los devotos de la Patrona deberán esperar ahora a la celebración de agosto para, si el tiempo no lo impide, poder acompañar a la talla durante la procesión.
Los actos festivos del 2 de febrero en la Villa mariana comenzaron a las 11:30 de la mañana con la procesión cívica y el traslado del escudo de la localidad a la Basílica de Candelaria a cargo de las principales autoridades locales, insulares y regionales. El cortejo partió desde el Ayuntamiento acompañado por la Banda Municipal de Santa Cruz, dirigida por Felipe Neri, y la de Las Candelas, coordinada por Abilio Alonso Otazo.
Entre las autoridades que estuvieron presentes en los actos destacaron el alcalde de Candelaria, José Gumersindo García; el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero; y el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, además de miembros de la corporación municipal e insular, y del Ejecutivo canario A ellos se sumaron el subdelegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Díaz Guerra; el rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech; el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, así como diputados, senadores y otros alcaldes.
Las autoridades militares tampoco quisieron faltar a la cita. Acudieron en su representación el jefe del Mando de Canarias, el teniente general César Muro Benayas; el almirante comandante del Mando de Canarias, Salvador Delgado; el comandante naval de Tenerife, Blas Romero, y por parte de la Guardia Civil, Miguel Martínez García. Además, estuvieron presentes delegados de la policía local de la capital y de Candelaria vestidos con traje de gala.
En la Basílica, que ayer cumplía un año desde su proclamación canónica, no cabía un alma. La multitud se agolpaba a las puertas del templo para conseguir entrar a la eucaristía, que comenzó con retraso a la espera de la llegada de monseñor Bernardo Álvarez, obispo de la Diócesis Nivariense, y del prior de los Padres Dominicos, Alexis González.
Durante la celebración de la misa, que fue cantada por la Agrupación Musical Santa Cecilia de Tacoronte, Álvarez destacó la figura de la Virgen Nuestra señora de Candelaria e hizo un llamamiento al cuidado de las personas mayores. En su homilía, hizo una defensa de las personas mayores con un mensaje destinado a instituciones públicas y privadas para que se les trate "conforme a su dignidad".
Alvarez incidió en la necesidad de que "no se olvide que el cuidado de los mayores requiere una atención integral que precisa de recursos, de medios materiales y humanos". En este sentido, y aprovechando la presencia de los responsables de las administraciones locales, insulares y autonómicas en la misa que presidía, el obispo solicitó más ayudas para este colectivo de ciudadanos: "Un anciano necesita al menos 1.200 euros mensuales para vivir con plenitud", aseguró.
El prelado nivariense también se dirigió a las familias de los mayores para que "no se desentiendan" de ellos y para "que no les dejen aparcados en las residencias". "El mayor bien para ellos es la cercanía, el amor y la compañía, no solo la presencia física", subrayó. Además, el obispo de Tenerife animó a los ancianos a observar la muerte con naturalidad, a aprovechar cada minuto del día y aceptar la vejez como una etapa que "contribuye al crecimiento y la plenitud de las personas".
Álvarez lamentó el afán popular por la eterna juventud. "Si nos gastáramos en otras cosas más importantes el dinero que empleamos en intentar rejuvenecernos, seríamos todos más felices", criticó el prelado. Para finalizar, instó a todos los presentes a "esforzarse en el cuidado y en el acompañamiento de las personas mayores, para que vivan con dignidad y esperanza, porque nos hacen bien a todos".
El obispo de la Diócesis Nivariense también hizo alusión a los tiempos de crisis económica que corren, que "originan conflictos económicos y bélicos". Para solucionarlos, recomendó a los fieles "modificar sus actitudes interiores, renovar su alma, para que sus actos bondadosos tengan repercusiones positivas en el exterior".
Por su parte, el alcalde de Candelaria, José Gumersindo García, valoró el discurrir de las fiestas, que calificó de "ascendentes" desde que el Cabildo de Tenerife declarase el día 2 de febrero como fiesta insular.
Decepción
Tras la misa, los ciudadanos que esperaban fuera del templo se quejaban de la tardanza en el comienzo de la procesión, ya que la eucaristía se prolongó hasta las dos de la tarde. El viento soplaba tan fuerte en los alrededores del santuario que todo el mundo presagiaba lo peor. "Hace demasiado viento, se le va a volar el manto si la sacan", era uno de los comentarios más repetidos.
Finalmente, los responsables del templo decidieron suspender la procesión para preservar la imagen, pero no dudaron en sacarla a la puerta para que todos los fieles que la esperaban pudieran al menos verla un instante.
Cuando la talla comenzó a asomar por la puerta principal del santuario, los padres auparon a los más pequeños para que pudieran verla y los más fervorosos estallaron en aplausos. Sin embargo, la Virgen apenas permaneció diez minutos en la entrada principal del templo, donde la banda municipal Las Candelas interpretó el himno nacional, ante las caras de tristeza de todos los presentes y bajo el estruendo de los petardos. "¡Qué pena!", exclamó Concepción Díaz. Esta candelariera vive en el pueblo desde hace 20 años. "Ha habido años en los que en la fiesta de agosto hacía más viento que hoy, y aún así se sacó", afirmó. "Yo también vine anoche a la procesión de las candelas, pero he vuelto a venir hoy porque me gusta verla de día, luce más la talla y las vestiduras", detalló Díaz.
"Yo estoy enferma, y llevo meses sin salir de casa. Pero he decidido venir porque tengo mucha fe en ella y sé que me va a ayudar", explicó emocionada Carmela Miño. "Cada vez viene más gente a esta fiesta, pero los candelarieros preferimos ver a la Virgen cualquier otro día que no sea hoy, porque hay demasiadas personas", explicó Concepción Sánchez.
Aún quedaba un acto más por la tarde. A partir de las 18:00 horas, tuvo lugar en la Basílica una nueva eucaristía en la que los devotos de la Virgen le presentaron a los niños nacidos en 2011. Los devotos de la Patrona deberán esperar ahora a la celebración de agosto para, si el tiempo no lo impide, poder acompañar a la talla durante la procesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario