LA LAGUNA (La Opinión)
Casualmente o no, la hora del desayuno y de la merienda son los momentos
del día en los que el casco de La Laguna vive su mejor ambiente. La
variedad de locales que comparten cafetería y pastelería ha hecho de sus
terrazas el lugar apropiado para que familias, parejas y grupos de
amigos se reúnan cada tarde para compartir experiencias entre una taza
de café y una porción de tarta.
Siguiendo la tendencia europea, estos negocios han suplantado a la tradición española del aperitivo en los bares. Por esta razón, los propietarios de las dulcerías más emblemáticas del casco cuidan y renuevan constantemente su oferta con el objetivo de que sus negocios sigan en alza. Con la entrada del otoño, parte de la clientela merma por la retirada de las terrazas. Sin embargo, el frío lagunero incita a los visitantes a entrar en los locales en busca de un buen pastel que les reconforte, y a los residentes, a llevárselo a casa para degustarlo bajo el calor de la manta.
Recetas americanas o alemanas, grandes empresas o negocios familiares. Los más golosos pueden escoger entre cuatro principales opciones durante un paseo por las peatonales.
Plaza La Concepción, 1
Materia prima de cosecha propia
La pastelería Palmelita nació en 1968 en Bajamar, centro neurálgico del turismo alemán en la época. Del país germano provenían sus fundadores, padres de su actual propietario, Wolfram Bittermann. "Ellos tenían su propia pastelería en Alemania. Les gustó el sitio cuando vinieron de vacaciones y decidieron crear en Bajamar las dos primeras sucursales, porque La Laguna no tenía la vida que tiene ahora", explica Wolfram. En enero de 2010 surgió la cafetería del casco, un inmenso local frente a la trasera de La Concepción que suponía, en palabras de Bittermann, "una gran oportunidad de negocio".
La pastelería Palmelita nació en 1968 en Bajamar, centro neurálgico del turismo alemán en la época. Del país germano provenían sus fundadores, padres de su actual propietario, Wolfram Bittermann. "Ellos tenían su propia pastelería en Alemania. Les gustó el sitio cuando vinieron de vacaciones y decidieron crear en Bajamar las dos primeras sucursales, porque La Laguna no tenía la vida que tiene ahora", explica Wolfram. En enero de 2010 surgió la cafetería del casco, un inmenso local frente a la trasera de La Concepción que suponía, en palabras de Bittermann, "una gran oportunidad de negocio".
Según su propietario, el plato fuerte de la cadena Palmelita está en la materia prima. "Todo lo que utilizamos son productos artesanales, nada industrial ni químico, y lo cocinamos con mucho cariño", asegura Wolfram Bittermann. De ahí que el empresario defina el obrador donde se elabora la repostería, no como una fábrica, sino como un taller artesanal, que aún se mantiene en Bajamar desde que surgió el negocio.
Los ingredientes son tan naturales que hasta propia harina se muele en un molino que pertenece a la empresa. Según Bittermann, "siempre nos hemos caracterizado por no utilizar productos artificiales y vamos a mantener esa filosofía". La calidad de los ingredientes, unida a la experiencia de sus 25 empleados, revierte posteriormente en el nivel de los dulces que ofrece Palmelita. "Pretendemos poner algo en la mesa que sea realmente bueno, de ahí que tengamos una clientela bastante exquisita", cuenta el dueño.
Las tartas son su especialidad y el producto más demandado, sobre todo las de manzana, limón y frutas. Entre estas y los pasteles suman una variedad de más de 40 productos, que llegan a los 70 con los helados y bombones. La oferta se mantiene durante todo el año, pero la demanda cambia según la época. "En invierno se piden mucho las tartas fuertes de chocolate y en verano, los helados", matiza Bittermann.
A pesar de que su familia trabajaba la tradicional repostería alemana, Palmelita ofrece una carta variada internacional con influencias de países como Turquía, en el strudel, y Austria, en la tarta Sacher. El negocio continúa en alza, de manera que la próxima semana la cadena inaugurará una nueva sucursal en la Calle Castillo de Santa Cruz, que se sumará a la que ya existe en la Calle Costa y Grijalba de la capital.
Plaza La Concepción, 14
Recetas alemanas con sabor familiar
La pastelería La Princesa nació en 1927 y aún mantiene su primer y único local, donde también está el obrador, junto a La Concepción. Fue fundada por Otto Rapp, un alemán nacido en Stuttgart, que se hizo maestro pastelero tras la Primera Guerra Mundial. Emigró a Tenerife llamado por una oferta de trabajo en el Casino de Santa Cruz. Posteriormente, decidió montar su propio negocio en La Laguna, que aún se mantiene después de dos generaciones.
La pastelería La Princesa nació en 1927 y aún mantiene su primer y único local, donde también está el obrador, junto a La Concepción. Fue fundada por Otto Rapp, un alemán nacido en Stuttgart, que se hizo maestro pastelero tras la Primera Guerra Mundial. Emigró a Tenerife llamado por una oferta de trabajo en el Casino de Santa Cruz. Posteriormente, decidió montar su propio negocio en La Laguna, que aún se mantiene después de dos generaciones.
Actualmente lo regenta Otto Rapp Luz, nieto del fundador. Al igual que su padre, viajó a Alemania en 1987 para formarse en el oficio, ya que la pastelería trabaja especialmente productos germanos. "Mi abuelo trajo a Tenerife ingredientes y recetas que aquí aún no se conocían, como la crema de mantequilla, el pan de centeno o la nata", cuenta su actual propietario.
Aún hoy, los dulces de la pastelería La Princesa utilizan los ingredientes típicos alemanes, como la crema de vainilla de Baviera y la galleta y el hojaldre como base de muchas de sus creaciones. "Nuestra especialidad son el strudel de manzana y las tartas de requesón y nata", asegura Otto Rapp. Su matrimonio con una mujer inglesa ha impulsado una decoración más clásica en el local y algunas innovaciones en la oferta, como los cupcakes –una especie de magdalenas de origen americano– y las confituras. Además, se realizan encargos de tartas para cumpleaños y eventos y pastelería salada.
Muchos de los clientes de la pastelería La Princesa son turistas alemanes, aunque la gran mayoría son vecinos de la zona de toda la vida que ahora acuden con sus hijos como hacían sus padres con ellos cuando eran pequeños. Otto Rapp asegura que "tenemos muchos clientes de otras islas que estudiaron en la Universidad de La Laguna y que, cuando vienen, se pasan por aquí y nos encargan hasta siete tartas para llevarse".
El empresario no se plantea agrandar el local porque "queremos seguir siendo el pequeño negocio familiar y de barrio de toda la vida", matizó. "Eso hasta que yo me jubile, porque mis hijas ya no quieren continuar con la tradición pastelera que hemos seguido durante tres generaciones", concluye apenado.
Obispo Rey Redondo, 6
La mayor repostería artesanal de las Islas
La cadena de pastelerías Díaz se ha convertido en la mayor empresa de repostería artesanal de Canarias tras 44 años de andadura. Fue fundada en el barrio lagunero de Taco por Antonio Díaz y María del Carmen Cazorla en 1968. Posteriormente, se crearon las sucursales de El Sobradillo, Candelaria y Los Majuelos. Fue entonces cuando se incorporaron a la empresa los tres hijos del matrimonio y se sumaron a la cadena Díaz las tiendas del casco y Santa Cruz.
La cadena de pastelerías Díaz se ha convertido en la mayor empresa de repostería artesanal de Canarias tras 44 años de andadura. Fue fundada en el barrio lagunero de Taco por Antonio Díaz y María del Carmen Cazorla en 1968. Posteriormente, se crearon las sucursales de El Sobradillo, Candelaria y Los Majuelos. Fue entonces cuando se incorporaron a la empresa los tres hijos del matrimonio y se sumaron a la cadena Díaz las tiendas del casco y Santa Cruz.
Según Antonio Díaz, el hijo del fundador que ostenta actualmente la directiva, "cuando inauguramos hace tres años el local del casco sabíamos que iba a funcionar muy bien y así ha sido. Aún hoy continúa en auge". El empresario afirma que "mi padre siempre nos enseñó a ser respetuosos con la competencia, por eso nos costó casi cuatro años encontrar ubicación en el casco y al principio tuvimos miedo por estar un poco alejados de todo".
La cadena de pastelerías Díaz ofrece en sus locales una gama de repostería tradicional y creativa de alrededor de 90 tartas, postres y pasteles; cafetería y boutique del pan. Además, la empresa oferta desayunos a domicilio, servicios para bodas, coffee break para empresas, catering para eventos y una colección gourmet de más de 50 referencias de aliños, sales, confituras y mermeladas.
En sus inicios, Díaz utilizaba recetas tradicionales basadas en productos locales como el gofio, el vino o las mieles de Tenerife. Con el paso de los años, ha ido incorporando nuevas texturas e ingredientes y, actualmente, dispone de una variedad fija de más de 20 tartas a las que se pueden incorporar 40 sabores diferentes.
Según el propietario de la pastelería, "lo que más se venden son los postres gourmet y algunos productos de esta gama, como la crema de leche con gofio o las gominolas de vino de Tenerife". Antonio Díaz criticó a los empresarios que afirman que "el casco está muerto". "El secreto de crear un ambiente como el nuestro está en dar un servicio diferente al cliente e innovar constantemente con nuevas líneas de negocio", revela.
Tabares de Cala, 15
Un rincón coqueto para enamorados
Carolina Cakes es la más reciente y probablemente la pastelería más coqueta del casco. La dulzura se respira nada más entrar en el local, no solo por los productos, sino por estar ambientada en una decoración muy especial, típica de un cuento de hadas. Su propietaria es Carolina García, una lagunera licenciada en Administración y Dirección de empresas que estudió en Estados Unidos, donde se impregnó de la esencia de la bollería americana que ahora ha trasladado a su ciudad.
Carolina Cakes es la más reciente y probablemente la pastelería más coqueta del casco. La dulzura se respira nada más entrar en el local, no solo por los productos, sino por estar ambientada en una decoración muy especial, típica de un cuento de hadas. Su propietaria es Carolina García, una lagunera licenciada en Administración y Dirección de empresas que estudió en Estados Unidos, donde se impregnó de la esencia de la bollería americana que ahora ha trasladado a su ciudad.
"Desde pequeñita he sentido vocación por la pastelería", cuenta Carolina. "Durante mi excedencia por maternidad tuve mucho tiempo libre y me dediqué a hacer cursos de repostería, que es lo que me gustaba, y acabé dedicándome a ello porque mis familiares y amigos me decían que todo el mundo tenía que probar las recetas que yo hacía".
Carolina regresó a Nueva York para recibir formación de este tipo. De ahí que la oferta de su local sea 100% americana. Rollitos de canela, cupcakes de mil sabores y postres de alta gama son algunas de sus opciones, pero sin duda, la que más éxito tiene es la clásica tarta de queso, que elabora en una variedad de 15 sabores, como por ejemplo con galletas Oreo o caramelo. Según la repostera, "siempre me ha gustado investigar y estoy constantemente innovando con diferentes texturas e ingredientes".
A pesar de que dispone de una carta fija, el local adapta su decoración y sus productos a cada época del año. La fiesta de Halloween es una de sus fechas más señaladas. "Hacemos recetas nuevas con calabaza y decoramos el local con ojos y motivos de terror", cuenta García.
La especialidad de la casa son las tartas de boda, de gran tamaño y elaboradas al estilo americano. Según la dueña de Carolina Cakes, "se nota que con la crisis la gente se casa menos, porque los encargos han disminuido". En el obrador de esta pastelería, ubicado en el interior del local, se elaboran postres y tartas para diabéticos y alérgicos a los huevos y a la lactosa. "Viene mucha gente los viernes pidiendo este tipo de productos para darse un caprichito el fin de semana", asegura García.
A pesar de que cuenta con clientela de todo tipo, a Carolina Cakes acuden sobre todo parejas de novios y grupos de amigas que escogen el rincón más íntimo para merendar en compañía. La propietaria del negocio cuenta que "adapté la decoración del local a mi forma de ser y al tipo de pastelería que trabajo: coqueta, fina y muy especial". Entre sus próximos proyectos contempla incluir helados en la oferta para poder elaborar los clásicos batidos americanos. Una opción más para los laguneros más golosos.
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