SANTA CRUZ DE TENERIFE (La Opinión)
El parking está vacío y el suelo repleto de cristales. Algunos vecinos
comentan lo sucedido en corrillos, mientras otros observan desconfiados
desde sus ventanas cómo la policía secreta invade la zona en busca de
alguna pista que pueda llevarles hasta los culpables. Este es el
ambiente que se vive en el barrio santacrucero de Ofra tras la reyerta
del pasado miércoles entre una banda del barrio y otra de Añaza en la
confluencia de la calle Bencheque con Juan Albornoz Sombrita, que se
saldó con 27 vehículos destrozados y un herido de bala.
Tras lo sucedido, los vecinos de la zona viven atemorizados, a pesar de que patrullas de la Policía Nacional recorren la zona sin descanso desde el suceso. "Todos tenemos miedo", confiesa Antonio López, que vive en uno de los bloques. "Esto fue una locura".
Según cuenta uno de los testigos, que no ha querido desvelar su identidad por temor a represalias, cuatro vecinos de Añaza acudieron al lugar para saldar cuentas pendientes con tres hermanos de Ofra. Tras una disputa en la que el coche de los primeros resultó dañado, estos acudieron a su barrio en busca de refuerzos. Volvieron con una treintena de jóvenes ataviados con hachas, bates de béisbol e incluso una catana. En aquel momento, los residentes de esta zona de Ofra habían sido alertados de la inminente llegada de los de Añaza, que se produjo sobre las 18:30 horas.
"Todos los vecinos estamos asombrados", comentaba ayer Hermógenes Melián. "Hace muchos años que Ofra es un barrio tranquilo y no podemos explicarnos cómo ha ocurrido algo así".
Los 30 integrantes de la banda de Añaza destrozaron retrovisores, cristales y chapas de un total de 27 coches estacionados en el aparcamiento de esta zona de bloques de protección oficial. Mientras tanto, los presuntos delincuentes locales les atacaban desde la azotea de uno de los edificios, donde habían recolectado piedras y botellas de cristal que lanzaron a sus enemigos. "Aquí todos sabemos quiénes son y mucha gente vio lo que sucedió, pero nadie quiere hablar por miedo", aseguró uno de los muchos residentes que se niegan a dar su nombre.
Según cuentan los habitantes de la zona, uno de los hermanos de Ofra efectuó varios disparos, uno de los cuales impactó en la pierna del hasta ahora único detenido, que aún permanece hospitalizado en el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria.
En la mañana de ayer, el aparcamiento donde se produjo el altercado permanecía desierto por recomendación expresa de la Policía Nacional, cuando hasta el miércoles resultaba casi imposible encontrar una plaza libre. En el asfalto aún podían vislumbrarse los restos de la batalla: cristales y piezas de plástico de los vehículos que resultaron dañados. "Esto es una tragedia", se lamentaba Toñi Serpa. La tarde del pasado miércoles esta vecina descubrió el coche de su hijo hecho añicos. "Ninguno de los propietarios tiene culpa de las cuentas pendientes que tengan entre ellos", considera esta vecina. "Hay mucha gente que depende del coche para ir a trabajar todos los días y lo que nos han hecho es una faena".
Efectivos de la Policía ataviados con ropa de paisano frecuentan el lugar desde el suceso. En la mañana de ayer, algunos jóvenes que se encontraban en el aparcamiento donde ocurrieron los hechos fueron interrogados por los agentes. Además, los investigadores preguntaron a los vecinos a través del interfono, bajo la desconfiada mirada de muchos de ellos, que se asomaban a la ventana.
En la calle todo el mundo comenta lo sucedido. Noelia Expósito, que ayer visitó a su hijo preocupada porque reside en uno de los bloques, considera que "estos problemas van a traer cola". "Esto no va a acabar así, de ahí que lo único que queremos los vecinos es poder dormir tranquilos", añadió.
Toñi Serpa aún no se explica cómo los jóvenes de Ofra pueden haber sido partícipes de un suceso de tales dimensiones. "Los chicos de aquí son gente buena. Nos ayudan siempre que pueden a subir las bolsas de la compra y nos dan los buenos días cada vez que nos ven". Esta vecina no ha vuelto a bajar al parque con sus nietas desde la reyerta porque siente "pánico".
En estos momentos, los propietarios de los coches afectados están siendo emplazados para efectuar sus denuncias en la comisaría de la calle Ramón Pérez de Ayala, donde se está llevando a cabo la investigación. "Mientras siga habiendo Policía los delincuentes no van a venir", considera Juan Martín, uno de los jóvenes de la zona. Sin embargo, una de las testigos y afectadas por el suceso aseguró a este periódico que "tanto los de Añaza como los de Ofra están dispuestos a continuar la batalla".
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