LA LAGUNA (La Opinión)
Los muebles recuperados de la basura pueden convertirse en obras
palaciegas. Bajo esta filosofía, Carmen Jiménez fundó la primera escuela
de restauración del municipio, que combina actualmente con su trabajo
como artesana en su propio taller.
Carmen es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna. Se diplomó en restauración de muebles y maderas antiguas en el Centro de Restauración de Madrid. A su regreso, en 1998, se planteó comenzar a impartir cursos en su taller, cerca de la Plaza del Cristo, para salir adelante hasta formar su cartera de clientes como restauradora. "En Madrid eran muy comunes las clases particulares, pero hasta el momento aquí solo había cursos de manualidades y cerámica", señala.
Actualmente, este local sirve exclusivamente para los cursos, ya que Carmen ha trasladado su taller a su propia casa, bajo la marca registrada de La Restauradora. El objetivo de las clases es que los alumnos aprendan a arreglar por sí mismos sus propios muebles bajo las directrices de la artesana. Además del objeto sobre el que van a trabajar, los aprendices deben aportar su propio material, como matacarcomas, cepillos metálicos o acrílicos.
En palabras de Carmen, la base de su sistema de trabajo está en la filosofía de las tres erres: restaurar (trabajar un objeto que no servía), reutilizar (darle vida, volverlo a usar) y reciclar (transformarlo para utilizarlo de manera diferente). De esta forma, explica la artesana, "fomentamos la recuperación y conservación de nuestro patrimonio y medio ambiente, ya que no utilizamos productos tóxicos ni se talan árboles para obtener madera nueva".
Su técnica de trabajo se basa en métodos tradicionales como el barnizado a muñeca. Carmen también tapiza asientos de rejilla cosida y restaura lámparas antiguas. El perfil de los clientes para los que trabaja en su taller ha cambiado en los últimos años. Mientras que hace unos años era sobre todo gente mayor, porque, asegura, "la restauración es cara", cada vez es más gente joven la que hereda muebles antiguos de sus antepasados que quieren recuperar. Según Carmen, por lo general, "la gente mayor que conserva antigüedades las cuida, por lo que no es necesario trabajarlas".
Normalmente, Carmen se ve obligada a recuperar muebles muy deteriorados por la carcoma, ya que "en La Laguna confluyen el calor y la máxima humedad, que son las peores amenazas para la conservación de la madera", señala la artesana. "Pero hay ocasiones en que es imposible recuperar determinados muebles porque están demasiado deteriorados".
En su taller particular, Carmen restaura exclusivamente muebles antiguos, mientras que las clases le sirven como un laboratorio de innovación donde las alumnas trabajan cualquier tipo de mueble que deseen. "A veces vienen a clase con una foto o algo que han visto en una revista y me dicen: quiero esto", cuenta.
Luisa Bonnin recibe clases desde hace 14 años. Actualmente está trabajando sobre unos muebles de madera de los años 60 que va a reconvertir en sillas de terraza. Luisa incluso ha construido un pequeño taller particular en su vivienda. "Esto engancha, sobre todo porque hay muy buen ambiente de trabajo", afirma Luisa. Según la alumna, "se les saca mucho partido a las clases, porque aprendes a reparar cosas de tu propia casa, a solucionar tus propios problemas". "Sería una complicación y un gasto grande de dinero contratar a alguien que lo hiciera", opina Bonnin.
Mari Carmen Padrón, otra de las alumnas, está restaurando un escritorio que compró en una feria de antigüedades en Inglaterra a la que asistió todo el grupo. "Es muy entretenido, pero hay que tener mucha paciencia, sobre todo al principio para quitar lo viejo", matiza esta santacrucera. "Anteriormente restauré unas sillas que compró mi hija en un rastrillo y un costurero de madera que hizo mi suegro y me quedaron preciosos", matizó.
Carmen imparte las clases en grupos reducidos todos los días de la semana, por lo que dedica el fin de semana a su trabajo particular de restauración en el taller. "Con la crisis la cosa está floja", confirma. "He tenido épocas mejores, pero no me puedo quejar, porque me he movido mucho por ferias y el boca a boca hace que la gente al final conozca tu trabajo".
Hasta hace dos años, Carmen no participaba en ferias de artesanía. Sin embargo, "ahora hace falta", reconoce. Una de las últimas fue la muestra regional de artesanía, el pasado mes de noviembre, donde expuso muebles restaurados que conserva en su taller para ponerlos a la venta y realizó una exhibición de su trabajo con el objetivo de dar a conocer el oficio. "La restauración está de moda", apunta Carmen, que añade que no sabe "si por la crisis o por un cambio de mentalidad que nos hace recuperar la moda y los muebles de los años 60".
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