ALBA BLANCO (La Opinión) La sede del Grupo Scout Aguere 70 es estos días un local lleno fantasía
donde las cartulinas y papeles de colores invaden el suelo, las mesas y
las figuras que decoran todo el local. Con ellos, niños y jóvenes de
la asociación y de todo el municipio decoran los famosos Caballitos de
Fuego con los que recorrerán mañana las calles del casco en uno de los
actos más entrañables de las Fiestas del Cristo: la cabalgata.
El
Grupo Scout Aguere inició la tradición de los Caballitos de Fuego hace
20 años. La cabalgata se interrumpió por unos años entre 2004 y 2007,
cuando se recuperó hasta la actualidad. La Concejalía de Fiestas guarda
de un año para otro los 20 caballos que desfilan por las calles de
Aguere. Cuando se acerca la fecha, se los entregan a la asociación, que
los revisa y, manteniendo su estructura original de caña, se encarga de
renovar, restaurar y decorar el exterior de las figuras a base de papel
celofán de colores y cola. "Sobre todo se estropea la parte del cuello,
que es donde se colocan las riendas", explica Elena Rodríguez,
presidenta de los scouts.
Durante tres días previos a la
cabalgata, todos los niños y jóvenes laguneros de entre ocho y 20 años
que quieren participan en la preparación de los caballos y los
farolillos que portarán en el desfile los más pequeños con una vela en
su interior. "Los decoramos con dibujos que hacemos con un plantilla y a
base de papel charol", explica Ana González, de 11 años. Según esta
scout, "lo mejor de estos días es que conocemos nuevos amigos que no
forman parte de la asociación pero nos ayudan en la cabalgata y en los
preparativos".
El Grupo Scout Aguere se ha planteado este año la
posibilidad de hacer más caballos, ante la asistencia masiva de niños
que han querido participar en la cabalgata. Según la presidenta de la
asociación, "cada año tenemos más gente, pero sobre todo este, que los
talleres para preparar los farolillos se han anunciado en el programa de
las Fiestas del Cristo y nos han llamado muchos padres para venir con
sus hijos".
Muchos adultos incluso participan en la decoración.
Uno de ellos se encarga cada año del caballo que abre el desfile, más
pequeño que los demás pero muy vistoso. "Una vez se quemó con una vela y
hubo que repararlo, pero continúa dando el cayo sin problemas", bromea
Rodríguez.
Celia de la Cruz, scout en Aguere desde hace dos años,
espera impaciente el momento de vestirse de blanco junto con todos los
niños y desfilar por las calles del casco rodeada de fanfarrias y
cabezudos. "Los preparativos son muy divertidos, pero lo mejor es
mostrar a la gente nuestro trabajo, porque a todo el mundo le llama la
atención", asegura sonriente.
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